¿Han probado Vds. a intentar conocer algo sobre los papas Martín II y Martín III? Pues bien, si lo han hecho sabrán que lo que les voy a contar es cierto. Y si no lo han hecho, no pierdan el tiempo, porque no van a encontrar nada sobre ellos.
 
            Hubo efectivamente un Martín I, al que ya tuvimos ocasión de referirnos en esta columna, por lo que remito a Vds. a lo que entonces ya dijimos sobre él (véalo Vd. pinchando aquí si lo desea). Le sucede en la silla de Pedro Eugenio I que será elegido papa el 10 de agosto del año 655, lo que quiere decir que Roma no eligió un nuevo pontífice hasta que Martín hubo muerto, y ello a pesar de la vacancia de la sede y de las presiones desde el Imperio para que se hiciera. Se conservan diecisiete de sus cartas.
 
            Así las cosas, cuando más de seis siglos después un nuevo papa toma el nombre de “Martín” -ahora sí, de propia elección, pues Martín I fue Martín I por llamarse Martín, los papas entonces no elegían nombre, pinche aquí si le interesa el tema-, se suscita la duda de cuantos son los martines que han regido la vida de la Iglesia, y ante ella, el elegido, Simón de Brie, toma el nombre de Martín IV en lugar de tomar el de Martín II.
 
            Nacido en el castillo de Montpensier en la provincia francesa de Touraine en fecha desconocida, Simón de Brie es electo papa a los seis meses de la muerte de Nicolás III, y lo es en Viterbo (Francia) el 22 de febrero de 1281, no sin que se produjera el desagradable incidente del arresto de dos cardenales por Carlos de Anjou, hombre clave del cónclave y del entero pontificado de Martín.
 
            Temeroso de presentarse en Roma donde los papas franceses eran odiados, Martín se hará coronar en Orvieto, excomulgará al emperador griego, Miguel Paleólogo, acérrimo enemigo de Carlos de Anjou, poniendo fin así a la precaria unión conseguida entre las iglesias Griega y Latina en el Concilio de Lyon de 1274. Cuando Sicilia se desembaraza del yugo de Carlos de Anjou mediante el episodio conocido como las Vísperas Sicilianas, Martín IV abogará una vez más por los intereses de su valedor, excomulgando a Pedro III de Aragón, a quien los sicilianos habían elegido como rey.
 
            Martín IV morirá en Perugia el 28 de marzo de 1285. Antes de acceder a la silla de Pedro, había llevado a cabo una intensa carrera tanto política, siendo canciller francés con Luis IX, (San Luis Rey de Francia), como eclesiástica: el Papa Urbano VI lo crea cardenal en 1262 y durante los papados de Urbano VI (12611264) y de Clemente IV (12651268), y luego por segunda vez durante el de Gregorio X (1271-76), será legado pontificio en Francia, país natal en el que por otro lado, se gesta su amistad con Carlos de Anjou, a quien convierte en rey de Sicilia.
 
            Pero sin duda, querido lector, se anda Vd. barruntando todavía “sí muy bien, ¿pero a qué fue debida la duda?, ¿quiénes son esos papas que pudieron ser Martín II y Martín III aunque no lo fueran?” Pues bien parece que el problema lo había planteado la existencia de dos papas de nombre “Marino”, Marino I, que reinó entre los años 882 y 884, y Marino II, que reinó entre los años 941 y 946, los cuales, sin embargo, aparecen mencionados en algunas crónicas como Martín II y Martín III.
 
            Tras Martín IV, aun reinó en la silla de Pedro un Martín V, al que ya conocemos bien ( si desea conocer algo más sobre él), que lo hizo entre 1417 y 1431, y que fue el que puso fin al episodio histórico que conocemos como Cisma de Occidente, que con todo detalle hemos analizado en esta columna ( si desea conocer más sobre el tema). Y la pregunta es, ¿habrá alguna vez un Martín VI?
 
 
            ©L.A.
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