Es esta la segunda parte..., del texto del documento que he recibido, sobre unas manifestaciones al exorcista P. Wilson Salazar. Copio aquí un párrafo que a modo de introducción figura ya en la primera glosa de estas dos que comentan las manifestaciones demoniacas.

         En las lecturas de textos de esta naturaleza acerca de manifestaciones del demonio a loa PP exorcistas en el ejercicio de su actividad, no debemos de olvidar, que el demonio es el padre de la mentira. Así San Juan nos dice: “Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él es homicida desde el principio no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira”. (Jn 8,44). Las palabras del demonio, nos crean ideas y tesis que a primera vista parecen ser reales, pero ellas siempre esconden una doble intención que la mayoría de las veces escapa a nuestra limitada capacidad mental, pues no olvidemos que cualquiera de los demonios, tiene una capacidad y desarrollo mental muy superior al nuestro. Nosotros solo podemos vencerlo apoyándonos en las gracias divinas. Por ello hay que sopesar lentamente todo lo que tenga origen en palabras demoniacas. Veamos

        Ahora el demonio habla sobre las monjas y los monjes contemplativos y dice: “Me preocupan mucho aquellas mujercitas con la cabeza cubierta que abandonan todo y a todos para recluirse entre cuatro paredes para santificar todo aquello que es bello y bueno por Aquel Dios que yo he logrado vencer en la Cruz, día y noche se mortifican con ayunos y vigilias, inconscientes, no duermen suficiente, no comen según les manda el cuerpo, no hablan libremente en todas partes y mantienen silencio. Esas me hacen llorar…” “Pero a pero esto si me agrada, sigue diciendo el demonio: los que rezan y pecan, que dicha me dan, van a la Iglesia e hipócritamente rezan, y se dan bendiciones, y parecen devotos. Pero luego cuando salen pecan y pecan, con su lengua, con su mirada, hay quienes entran en la Iglesia y parecen que rezan pero están mirando a los otros para juzgarlos y miran lujuriosamente a las mujeres, o chismosean en la misma Iglesia sobre los demás”.  

Ahora habla de la Comunión en la mano y: “...dice que es uno de los triunfos más grandes de satanás en su reino. Que lo toquen al mismo Dios, que dicha con sus manos manchadas, cuando ni siquiera los ángeles pueden tocarlo, que dicha como se pasean por la Iglesia, los soberbios y orgullosos, con sus manos negras de maldad, tocando a su Dios como si fuera un pedazo de pan. La Iglesia se degrada en lo más sagrado que tiene, al mismo Dios en sus manos, es uno de los más grandes logros que he tenido en toda la historia. 
       La abominación de la desolación en el Templo de su Dios, ya no necesito robar esa Hostia para los cultos satánicos, ahora mis súbditos estiran su mano y se la entregan sin problema. Su Iglesia se pudre, es como una leprosa que nadie ve, porque se han atrevido gracias a mí, a tocar a su Dios, estoy destruyendo la sacralidad de esa Iglesia, así acabo con todo mi fuego devorador, desde dentro todos pueden manosear a su Dios, los Apóstoles en el cielo lloran de dolor al ver como tocan a su Dios, solo a ellos se les dio ese poder, ahora todos lo tocan como si fueran dueños de Dios. El que tenga oídos para oír que oiga”.

Habla el demonio de los ministros de la Eucaristía y dice: “... cuánto me agradan esos tontos que se creen curas, y hasta los llaman ministros, que risa me dan, se ufanan de tomar a su Dios en sus manos, de sacarlo de su Sagrario, de darlo a los otros con arrogancia y pensando que tienen autoridad, que risa me da. No toda ley de la jerarquía eclesiástica es querida por ese Dios, esta si la quise yo, esos ministros piensan que son importantes y que un curso los habilita para tener a su Dios en sus manos, como me sirve a la desacralización de esa Iglesia que odio, así me río de lo más sagrado y me burlo de su Dios que impotente ve como lo manipulan. Piensan que son santos elegidos para tocar a Dios con sus manos y sacarlo de los Sagrarios, y llevaros a otros, aunque me arda el fuego del infierno, tengo que reconocer que ni yo mismo puedo tocar a ese Dios, que rabia me da, me quema todo mi ser con solo sentirlo a klms. Pobre estúpidos ministros piensan que son más santos por ese ministerio y son servidores míos, pero yo todo lo hago perfecto, ni siquiera los Apóstoles en la Ultima Cena tocaron a su Dios. Ahora todos lo pueden tocar”. 

Y sigue diciendo: “Que los curas no confiesen, ni se confiesen, o confiesen mal, que les digan a los tontos cristianos que ya nada es pecado que la infidelidad, y el adulterio, la traición y los malos pensamientos no son pecado. Las penitencias son tan tontas que no reparan nada, o peor, se confiesan los tontos y salen regañados, ya muy pocos desean confesarse porque los curas son malos y no inspiran santidad como para que alguien se confiese con ellos. Las Iglesias se han convertido en morada de maldad, gracias a que he infiltrado el pecado y la maldad entre los llamados servidores del Altar. Ya los fieles no ven como antes a los sacerdotes, santos y sagrados, sino como simples hombres pecadores como ellos. Los curas escandalosos, cuántos, cuántos son más y más, cada día, más malos corrompidos y adúlteros, todo menos santos, miren los medios de comunicación cada vez, salen más y más curas escandalosos, con cosas graves destruyendo la fe, pobre Iglesia podrida en sus maldades, y todo lo he hecho yo”.

      En estas manifestaciones del demonio, este sigue hablando peyorativamente de los sacerdotes, como en la primera parte. No cabe la menor duda de que todo el mundo incluido el demonio, habla siempre más de lo que más le preocupa. Si repasamos la historia de la Iglesia veremos que el nivel actual de formación y espiritualidad del clero es mucho mayor, hoy en día que en épocas pasadas, sin perjuicio de que siempre puedan existir casos puntuales, que como dice el refrán: La excepción confirma la regla. Pero donde se queja el demonio de que no haya excepciones a la regla general, es en el caso de las monjas de clausura, de las que dicen que le hacen llorar. Muchas veces ha debido de tratar de abrir brecha por ese lado y siempre se ha debido de encontrar un muro infranqueable, pues también en ese punto miente, jactándose de haber vencido al Señor en la Cruz, cuando todos sabemos que el vencido fue él.

        En el resto de las manifestaciones hay puntos en los que desgraciadamente tiene un tanto de razón, cuales son por ejemplo el tema de la comunión en la mano, que da origen a la comisión de bastantes abusos, aparte de que el 99% de los que toman la comunión en la mano, incumplen las normas en cuanto a la colación de las manos ya que muchos solo extienden la mano izquierda y con los dedos pulgar e índice de la derecha lo ponen como si fuese una tenaza para cazar al vuelo la forma consagrada sin que el sacerdote pueda llegar a depositarla en la mano izquierda. Es la mano derecha, la que ha de extenderse y la izquierda colocarla por debajo de la derecha. La consumición de la sagrada forma ha de hacerse sin moverse del sitio en presencia del sacerdote y no marcharse y tomar la sagrada forma por el camino y lo que es peor en algunos, llevársela a la boca con solo la mano en donde se depositó, como se si tratase de una pastilla de medicina. Todo esto naturalmente en las diócesis donde el Ordinario del lugar admita la comunión en la mano, cosa que ocurre de todas las diócesis del mundo, como por ejemplo, en todo el arzobispado de Génova en Italia, o en las comuniones distribuidas por el Sumo Pontífice, tanto el actual como el anterior Juan Pablo II, que puso freno a numerosos desmanes frutos de una abusiva y desviada interpretación de las normas del Vaticano II.

        También están otros más, que solo cualquiera de ellos, merecería una glosa entera y bastante más. 

          Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

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