Hace pocos días envié un correo electrónico a Hazte oír y a su presidente Nacho Arsuaga para que con el poder de convocatoria que les caracteriza promovieran una Iniciativa legislativa popular (ILP) por la eliminación de la discriminación del hombre o marido y de los hijos en la horriblemente denominada “Ley de protección integral contra la violencia de género”. Y digo horriblemente denominada porque ni la violencia de género significa nada, -las palabras, que son las que tienen género, no se pelean que yo sepa entre sí, aunque puedan servir para que los hombres y las mujeres que no tienen género sino sexo sí se peleen-, ni es de protección para nadie, pues la violencia contra las mujeres, probablemente debido al erróneo enfoque y planteamiento de la ley, no ha hecho sino crecer desde que la ley de marras está en vigor.
 
            El momento es el idóneo gracias a las declaraciones realizadas por uno de los diputados que se me aparecen como más honestos de todo el panorama patrio, Toni Cantó (ojalá no nos defraude) que ha conseguido ponerlo de nuevo en candelero, y ha demostrado que es una de las leyes más injustas y antidemocráticas que existe en nuestro ordenamiento, desde el momento en que establece el apriorismo (falso) de que por una cuestión genética de nacimiento, unos son los buenos, las mujeres en este caso, y otros son los malos, los hombres; y atentando en el modo en el que lo hace contra el principio básico de nuestro ordenamiento constitucional que es la igualdad de los españoles, al establecer una discriminación negativa contra hombres y contra niños, y también contra principios básicos del habeas corpus como lo son el de presunción de inocencia, proporcionalidad de la penas, derecho de defensa del acusado, y tantos otros en los que no nos vamos a extender ahora porque ya lo hemos hecho en otras ocasiones.
 
            Una Iniciativa legislativa popular le evitaría al asustadizo y melindroso Partido Popular el enojoso trámite de tener que ser él el que plantee la cuestión, y obligaría a sus diputados y diputadas, senadores y senadoras a pronunciarse ante la opinión pública, aunque sólo sea por una vez, sobre lo que piensan sobre algunos de los aspectos vertebrales de nuestra convivencia y de nuestro marco jurídico.
 
            Nacho, Gádor, Alvaro, Miguel ¿os animáis? El medio millón de firmas las juntáis con mover las pestañas…
 
 
            ©L.A.
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