Andrea Tornielli, vaticanista de Il Giornale, acaba de publicar el retrato-robot del futuro Papa, de acuerdo con las supuestas preferencias de los miembros del colegio cardenalicio. En la entradilla de su artículo titulado Perfil del Pontífice que vendrá, recogido en Vatican Insider, se lee:

"Los cardenales dan indicaciones sobre el sucesor: no demasiado anciano, reformador, abierto al mundo y de profunda predicación: un conjunto que haría de él una figura carismática".

Todas esas condiciones me han hecho recordar el artículo publicado por el experto en religión del diario El Mundo, José Manuel Vidal, el pasado 6 de enero a propósito de la ordenación episcopal del secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Gaenswein, de 56 años:
 
"Hay quien dice ya, en Roma -escribía Vidal-, que, después de la ceremonia de este domingo [su ordenación episcopal], Gaenswein podría entrar a formar parte de la reducida rosa de los papables. Tiene todo lo necesario. Porque el próximo prelado alemán no sólo es alto, esbelto y guapo (que también, por eso en Roma lo comparan con un ´George Clooney´ a la divina y llegó a ser la musa inspiradora de una colección de Donatella Versace), sino un eclesiástico con un enorme bagaje personal y un recorrido brillante en el escalafón clerical".

Treinta y seis días después, el 17 de febrero, Vidal rubricó otro artículo titulado Los retos pendientes del nuevo Papa, en el cual señalaba ya sin tapujos las reformas que a su juicio debería emprender el futuro Pontífice para "abrirse al mundo", parafraseando a Andrea Tornielli. ¿Qué reformas eran ésas? Pues la ordenación sacerdotal de las mujeres y la manga ancha con los anticonceptivos, el aborto o el celibato eclesiástico; por no hablar de una "ética de mínimos", tal y como defiende el teólogo progresista Hans Küng, que regule las relaciones internacionales en un mundo globalizado. Cosas de niños, vamos.
 
Por cierto, Hans Küng, el mismo que en una entrevista publicada por El Mundo el pasado 23 de febrero se despachaba con "perlas" como estas: "La obediencia incondicional demandada a los obispos cuando juran obediencia al Papa es casi tan extrema como la que que se obligaba a jurar a los generales alemanes en su juramento de lealtad a Hitler"; o "las reglas para la elección de los obispos son tan rígidas que en cuanto surgen candidatos que defienden la píldora o la ordenación sacerdotal de mujeres son eliminados de la lista"... ¡Faltaría más! Valiente defensor de la doctrina de Jesucristo.
 

Recordemos también que, según Vidal, Gaenswein "tiene todo lo necesario" para ser papable. Como todo el mundo sabe, el hecho de ser arzobispo en lugar de cardenal no le impediría acceder a la silla de Pedro. ¿Quién está en condiciones de negar además que, tras sucesivas votaciones sin alcanzarse los dos tercios requeridos para elegir Pontífice, hubiese alguien que propusiera al prelado alemán como candidato de consenso, sobre todo cuando hay quienes aseguran ya que será difícil o muy difícil conseguir esa mayoría?
Y por último: ¿Pensaba acaso Vidal que si Gaenswein resultaba elegido Papa sería capaz de acometer alguna o todas las reformas que él propugnaba?
 
"La actual situación de la mujer en la Iglesia clama al cielo -advertía Vidal. Si el nuevo Papa no desbloquea esta situación, la Iglesia perderá definitivamente a la mujer. Y el cisma silencioso de la mayoría de los católicos que no sigue en este ámbito la doctrina de la jerarquía saldrá claramente a la luz pública".

Expuesto todo lo anterior, coincido con el escritor italiano Vittorio Messori en la triste existencia de quienes él denomina "artífices de la desinformación que han echado raíces en todo el media-system mundial"; periodistas y medios de comunicación que desconocen las entrañas mismas de la Iglesia y que tienden a interpretar la realidad religiosa utilizando categorías políticas sin querer reparar en que la Iglesia no es la ONU ni una multinacional, sino el Cuerpo Místico de Cristo.

Sea quien sea el sucesor de Benedicto XVI, tendrá que remar con firmeza en la barca de Pedro para mantenerse fiel contra viento y marea en la doctrina de Jesucristo; y eso exige a todos los católicos remar también mar adentro con la oración y el sacrificio en este tiempo de Cuaresma.

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Espero que le guste. Gracias.