«Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante»

Queridos hermanos

Estamos en el IV Domingo de Pascua, conocida también como “el día del buen Pastor”. El arte antiguo representaba en los iconos a Jesucristo como el Buen Pastor que busca las ovejas y las nombra, como hacen los pastores en el campo. Cristo, hermanos, no nos trata como si fuésemos un rebaño o una masa, sale a nuestro encuentro de manera personal, nos llama a cada uno por nuestro nombre, con nuestra historia.

La primera Palabra nos pone por delante la predicación de Pedro el día de Pentecostés. El Kerigma viene a iluminar nuestra realidad de pecadores: nosotros hemos asesinado al Mesías. El aborto, la eutanasia, nuestras ofensas, la indiferencia, nuestros juicios, etc. Y el Kerigma nos anuncia también una buena noticia, porque el bautismo nos concede renacer para una nueva vida. ¿Qué significa bautizarse? Significa bajar, dejar nuestro hombre viejo en esas aguas del Jordán, en esas aguas de la piscina bautismal, en ese camino de iniciación cristiana que estás haciendo; y recibir el perdón de los pecados. Dios nos llama hoy a la conversión.

Por eso respondemos con el Salmo 22: El Señor es mi pastor nada me falta, en verdes praderas me hace recostar, es decir, en la Pascua. Jesucristo, el Buen Pastor, nos carga sobre sus hombros y nos conduce hacia fuentes tranquilas.

La Segunda Palabra que nos da la Iglesia nos vuelve a anunciar el amor de Jesucristo. Dice: “Andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas.” Esta es la gran noticia que nos ha anunciado la Iglesia a ti y a mí, que Cristo ha dado su vida por nosotros, como Buen Pastor ha dejado a las 99 y ha salido a buscarnos y nos ha encontrado errantes, perdidos; con sus heridas nos ha curado para que vivamos para la justicia.

El Evangelio es maravilloso dice: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas». ¿Quién entra? Jesucristo y conoce tu nombre. Dios nos está llamando a seguirle. Hermanos, nos están engañando falsos pastores, esos falsos pastores no dan jamás la vida por las ovejas. Dios nos está invitando a un pasto nuevo, que es comer de la Palabra, vivir de la Palabra, de los sacramentos que nos ofrece la Iglesia, y nos da su cuerpo y su sangre para tener vida eterna. Termina diciendo la Palabra: “vengo para que tengáis vida y la tengáis en abundancia”. Hermanos, que este Espíritu de Cristo, el Buen Pastor, sacie tu vida. Rezo por ti para que esto sea posible.

Que la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos vosotros. Rezad por mí.

 

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao