Año del Señor 2020
 18 de septiembre
 
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
A LA AUTOESCUELA
 
El domingo, después de la Eucaristía, el sacerdote que nos acompaña nos dio la primera charla de los Ejercicios, un poco a modo de introducción. Ya cuando estaba para terminar, nos invitó a ir a “la escuela de María”, a sentarnos en sus pupitres como niñas, ya que ella es Madre y Maestra.
 
Aquello conectó dentro de mí rápidamente con algo que había estado hablando con una amiga unos días antes. Me comentó que se iba a sacar el carnet de conducir, y que estaba yendo a clases para preparase el teórico.
 
La verdad es que me acordaba perfectamente de la primera vez que fui a la autoescuela, a la primera práctica... Siempre me ha gustado mucho conducir, por lo que me di cuenta de que era la única escuela a la que iba con gusto...
 
Así que, de aquella frase, todo se desencadenó dentro de mí: ir a la “escuela de María” es como ir a las clases de autoescuela, donde Ella nos puede enseñar su experiencia, cómo recorrer el camino para amar a su Hijo, cómo interpretar las señales; porque, todo lo que podemos saber de Jesús, Ella lo conoce y nos lo quiere contar... 
 
Pero si Ella es la autoescuela, Jesús es el profesor de las clases prácticas. Él es el que se sienta a nuestra derecha en el coche de la autoescuela. Él es quien nos enseña cómo arrancar la vida, cómo meter las marchas, cuándo hay que acelerar y cuándo hay que frenar. Él nos indica el camino a seguir y todo con la confianza de que, en realidad, nosotros podemos “llevar los mandos”; sin embargo, es Él quien tiene el control, Él es quien sabe hacia dónde vamos, Él es quien tiene otros pedales para ir reconduciendo nuestra vida. 
 
La única diferencia de nuestra vida con la autoescuela es que estas clases nunca acaban, duran toda la vida y, si en algún momento terminan, será porque habremos descubierto que el verdadero descanso lo encontramos cuando decidimos bajarnos del asiento del piloto y le dejamos a Cristo no solo el control, sino los mandos, nuestra libertad y todo.
 
Mientras tanto, Ellos seguirán a nuestro lado infundiéndonos confianza, regalándonos un camino por delante, una vida llena de aventuras, y con la certeza de que con Ellos siempre sabremos qué carretera tomar. 
 
Hoy el reto del amor es ir a la autoescuela de Jesús y de María. Tu seguridad está en el Señor, Él ha trazado una hoja de ruta para tu día, para que seas feliz, y su mayor deseo es recorrerla juntos. Siempre encontrarás baches, stops o tormentas inesperadas, pero si le dejas el control... ¡todo irá sobre ruedas! 
 
VIVE DE CRISTO
 
 
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¡Feliz día!
 
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