El científico George Church, de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha asegurado que, si una mujer se prestara a ello, él es capaz de lograr la reproducción de un homo sapiens neanderthalensis. O dicho en cristiano, un tatarabuelo del Pleistoceno. 

Al parecer, este antepasado de homo sapiens era un tipo achaparrado, paticorto, ancho de caderas, con buena quijada y no menor cabezón. Algo así como un homersimpson.

El caso es que este genetista ha lanzado el proyecto bajo las típicas excusas que esgrimen aquellos científicos que quieren pasar por encima de la ciencia y de la dignidad humana. Según ha declarado Church al diario alemán "Der Spiegel", el experimento podría abrir caminos para "proporcionar respuestas a la curación de enfermedades como el cáncer, el VIH" o "dar la clave para vivir 120 años".

Promesas baldías. Mentiras científicas. Engañabobos. Según he oído comentar al divulgador Jorge Alcalde, director de la revista Quo, la información genética que se ha conseguido obtener de nuestro antepasado es insuficiente.

Además, el experimento tiene otra dificultad técnica. Si bien se han podido modificar genéticamente plantas, tan sólo se ha hecho trocando uno o dos genes a lo sumo. Para lograr un especimen de neanderthal, sería necesario hacer eso con miles de genes. Y hoy no es posible. 

Pero aún cuando fuera posible, y esta es la razón más importante que desaconseje el viaje de este homersimpson desde la prehistoria a la actualidad, es de orden moral.

La técnica obligaría al uso de células madre embrionarias. Esto es, a la destrucción de un ser humano para la creación de otro ser humano neanderthal. 
Un atraso científico, dado que está más que demostrado que la experimentación con células madre embrionarias ofrece una tasa de fracaso elevadísima, mientras que el uso de células pluripotenciales del cordón umbilical, por ejemplo, son mucho más efectivas. 

Aún así, Church sigue defendiendo su epopeya destructora. Por encima de los impedimentos científicos y morales. Y llega la pregunta: ¿Cuánto negocio hay detrás de esta histriónica propuesta?