Si, porque el gran emperador español Teodosio el Grande es santo, aunque Vds. no se lo imaginaran, y tal día como hoy se celebra su festividad, bien que, dicho sea todo para no mentir a nadie, para la Iglesia ortodoxa, sólo para la Iglesia ortodoxa, que no para la católica.
  

           El Emperador Teodosio, conocido como el Grande, nace en España, si bien no se sabe si lo hace en Cauca, la actual Coca, en Segovia, o en Itálica, en Sevilla, en el año 347, hijo de un oficial militar, conocido como Teodosio el Viejo.

            Teodosio casará dos veces, la primera con Aelia Flacila, de quien tiene a sus dos hijos emperadores, Honorio y Arcadio y a su hija Pulqueria, y la segunda con Gala, hija del Emperador Valentiniano I, lo que permite a Teodosio un interesante emparentamiento con la realeza de la que aún no forma parte, y con quien tiene a su hija Gala Placidia.
 
            Tras combatir en Gran Bretaña al mando de su padre, será Dux de Mesia (actual Serbia) en el 374, defendiendo la fronteriza provincia frente a los sármatas. Tras la ejecución de su padre vuelve a España, concretamente a Coca, donde le encuentra el Emperador Graciano para encargarle otra vez la defensa de Serbia frente a los godos, con cuyo rey Atanarico negocia Teodosio la instalación de su pueblo en Mesia y su filiación como federados del Imperio, es decir, aliados bárbaros a los que se encomendaba la defensa de la frontera. Teodosio entra en Constantinopla el 24 de noviembre de 380. Nombrado “augusto” con potestad en Oriente, transmite el título a su hijo Arcadio. Al año siguiente vence a Máximo en Aquileya, y en enero de 393, Teodosio otorga a su hijo Honorio el rango de augusto de Occidente. Derrotado poco después Eugenio, Teodosio queda emperador y señor de todo el Imperio romano, último que puede presumir de ello, pues con la división que de él hará entre sus hijos, queda definitivamente dividido en dos unidades: el imperio occidental con capital en Roma, y el imperio oriental con capital en Constantinopla.
 
            Es mucho lo que en el campo del saber hizo Teodosio. En 390 organiza el traslado de un obelisco faraónico, el conocido hoy como obelisco de Tedosio, desde Alejandría a Constantinopla. Volver a erigir el monolito fue un desafío para la tecnología de la época, muy evolucionada gracias al impulso de la ingeniería militar. El Forum Tauri de Constantinopla se rebautiza y redecora como el Foro de Teodosio, incluyendo una columna y un arco de triunfo en su honor.
 
            Pero por encima de todo, a Teodosio cabe la gloria de llevar a cabo un proceso histórico que se puede definir como uno de los más importantes de la historia: la cristianización del Imperio Romano. Y es que contrariamente a lo que se cree, dicho proceso no lo realiza Constantino, quien en el Edicto de Milán se limita a despenalizar el cristianismo, sino Teodosio, quien da un paso adelante y lo cristianiza propiamente. Así, el 27 de febrero de 380, declara el cristianismo como única religión imperial, acabando con el apoyo del Estado a la religión pagana. Lo que tiene además una segunda implicación, cual es la definitiva victoria del cristianismo niceno frente al cristianismo arriano, aunque, de hecho, el arrianismo aún tardará mucho tiempo en desaparecer definitivamente, ante el reimpuslo que supondrá para él su implantación en los pueblos godos y la conquista por parte de éstos de la parte occidental del Imperio a finales del s. V. Todo lo cual queda sellado en estas palabras, que leemos en el Codigo Teodosiano, otra de las grandes realizaciones del Emperador español:
 
            “Es nuestro deseo que todas las diversas naciones que están sometidas a nuestra Clemencia y Moderación, continuen en la profesión de la religión transmitida a los romanos por el divino apóstol Pedro, tal como ha sido conservada por la fiel tradición y que actualmente profesa el Pontífice Dámaso (por cierto, también español). De acuerdo con la enseñanza apostólica y la doctrina del Evangelio, creemos en una sola deidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en igual majestad y en una santa trinidad”.
 
            En mayo de 381, Teodosio convoca un nuevo concilio, segundo de los ecuménicos, en Constantinopla, en el cual fija la ortodoxia nicena, establece la naturaleza del Espíritu Santo, condena varias herejías, e incorpora Constantinopla a las cuatro grandes sedes patriarcales de la Iglesia, a saber, Roma, Jerusalén, Antioquía y Alejandría.
  

           A pesar de todo lo cual, en 390 Teodosio será excomulgado por el Obispo Ambrosio de Milán como castigo a la masacre de 7.000 habitantes de Tesalónica ordenada por él en respuesta al asesinato del gobernador de la ciudad. Una excomunión que sólo le será levantada al cabo de varios meses de penitencia pública, dentro de un proceso que inicia la lucha por el poder entre Iglesia y Estado.
 
            Teodosio morirá en Milán de un edema vascular, cosa que ocurre el 17 de enero de 395, a la temprana edad de 47 años. El mismo obispo Ambrosio que lo excomulgara organiza su entierro y el traslado de sus restos a Constantinopla poco después. La Iglesia Ortodoxa lo tiene por santo. En España en cambio, siendo como es uno de los emperadores españoles y por si ello fuera poco, uno de los grandes emperadores de la historia, es manifiesto el escaso recuerdo que de su persona rige en sus calles y monumentos.
 
 
            ©L.A.
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