Uno de los grandes titulares de estos días por lo que a noticias religiosas se refiere ha sido, sin duda, la polémica creada en torno a los animales que rodearon el evento del nacimiento de Jesús. La práctica totalidad de los grandes medios del país se han hecho eco del hipotético desmentido del Papa sobre la presencia en el portal de un buey y una mula. Hagamos un breve repaso que en modo alguno pretende ser exhaustivo, porque es llamativo cómo un tema tan en principio intrascendente, invadió las portadas y los titulares de la prensa española.
 
            En los titulares de del 21 de noviembre de 2012 leímos: “El Papa afirma que no había ni mula ni buey en el portal de Belén” para luego en el cuerpo de la noticia afirmar entrecomillado “en el portal no había animales”.
 
            de la misma fecha afirmó en su titular: “El Papa dice que en el pesebre no había ni buey ni mula”, para luego aseverar que “Ratzinger asegura que en el portal de Belén no había ningún buey ni ninguna mula”.
 
            tituló: “Jesús no nació junto a un buey y una mula, según el Papa”. Y el del 21 de noviembre por su parte afirmó también en titulares: “Ni mula ni buey: el Papa pone patas arriba el portal de Belén” para afirmar luego en el interior: “El teólogo Joseph Ratzinger sostiene que en el humilde lugar donde nació Jesús no había ningún buey ni asno”.
 
            El escribió en titulares, ya el 22: “¿Debemos quitar la mula y el buey del belén esta navidad?”, para luego indicar que “en su último libro La infancia de Jesús el Papa Benedicto XVI recuerda que no había animales en el pesebre en el momento en el que nació Jesús”.
 
            Pues bien, todo esto dicho veamos lo que dice literalmente el Papa en la traducción española de su libro “La infancia de Jesús”, que por cierto, dedica al tema este sucinto párrafo y nada más, no vayan Vds. a creer que se recrea excesivamente en el tema:
 
            “Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1, 3: “El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende”” (pág. 76)
 
            ¿De verdad es los mismo decir “en el Evangelio no se habla de animales” (por cierto, no sin afirmar previamente que “el pesebre hace pensar en los animales” y señalar a continuación que “la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna”) que decir “no había ni mula ni buey en el portal de Belén” (El País); “en el portal de Belén no había ningún buey ni ninguna mula” (El Periódico); “no había animales en el pesebre en el momento en el que nació Jesús” (ABC); “Jesús no nació junto a un buey y una mula” (La Vanguardia); o “ni mula ni buey: el Papa pone patas arriba el portal de Belén” (Diario Vasco)?
 
            Pocas veces tan patente aquello de “no dejes que una noticia te estropee un buen titular”. Nuestros periodistas deberían ser un poco más rigurosos e hilar un poquito más fino, ni siquiera por respeto al Papa, sino por respeto a lo que debería ser su más preciado instrumento de trabajo: la lengua.
 
 
            ©L.A.
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