Estos titulares, que uno esperaría encontrar en un blog tradicionalista, los encontramos en el último número del muy laico semanario The Economist. Lo que confirma que el fenómeno del resurgir de los grupos vinculados a la forma extraordinaria del rito latino es un hecho del que se hace eco incluso la prensa que, en principio, tendría que resultar más ajena al mismo.

El artículo puede criticarse por algunas inexactitudes o por un acercamiento un tanto superficial. Pero da algunos datos interesantes, como por ejemplo que en Estados Unidos se ha pasado en los último 20 años de 60 parroquias con rito de san Pío V a 420 en la actualidad. O que en el Brompton Oratory de Londres casi 500 personas asisten a la misa dominical en latín. Evidentemente el Motu proprio de Benedicto XVI ha tenido un impacto muy importante en este florecimiento.

Luego, el artículo compara a los católicos tradicionalistas con los evangélicos, no por su doctrina sino por su vigor y su capacidad de atraer a personas que ni siquiera habían nacido cuando la misa en latín fue prácticamente abandonada. Y acaba con una disyuntiva entre Concilio Vaticano II y grupos tradicionalistas (una aclaración, el artículo no aborda el tema del lefebvrismo, sino que se centra en los grupos en plena comunión con Roma) que a mí no me convence. A lo mejor hay otra explicación posible; quizás el Espíritu Santo sople también por aquí, quizás la nueva evangelización consista en diversos y variados frutos, como siempre ha sido, y el reflorecimiento de la liturgia extraordinaria sea uno de ellos. Porque, además, ¿en qué parte del Concilio Vaticano II se decía, por ejemplo, que el latín debía de ser erradicado de las iglesias?