Pablo d´Ors (Madrid, 1963) es nieto del ensayista y crítico de arte Eugenio d´Ors, hijo de una filóloga y de un médico dibujante, y discípulo del monje y teólogo Elmar Salmann. Pero para mí Pablo es, sobre todo, un antiguo compañero de estudios, un buen amigo al que conozco desde hace casi unos treinta años, escritor y sacerdote. En la actualidad, además de animar un seminario de entrenamiento espiritual, llamado “Buscadores de la Montaña”, del que es fundador, atiende espiritualmente a los enfermos y moribundos en un hospital de Madrid.

Ha publicado la colección de cuentos “El estreno” (2000), las novelas “Las ideas puras” (2000), finalista del Premio Herralde, “Andanzas del impresor Zollinger” (2003), traducida y adaptada al teatro en Italia, “El estupor y la maravilla” (2007), “Lecciones de ilusión” (2008) y “El amigo del desierto” (2009). También los ensayos “Sendino se muere” (2011) y el recién publicado, en Siruela, “Biografía del silencio (2012) sobre el que he realizado con él la siguiente entrevista.

De pequeños nos decían que silencio es aquello que se rompe al nombrarlo, ¿qué es el silencio para Pablo d´Ors?

Una nostalgia. Aunque también podría decir que una revelación. O que una necesidad.


George Bernard Shaw, que era tan partidario de la disciplina del silencio, decía que podría hablar horas enteras sobre ella. ¿Cuál es la razón principal para escribir una biografía sobre el mismo?

De lo que está lleno el corazón, hablan los labios. Sólo escribo sobre lo que de algún modo vivo.


¿Qué puntos en común y diferentes tiene la meditación en silencio de la que trata tu última obra “Biografía del silencio” con la oración cristiana? ¿y con prácticas de otras religiones, espiritualidades o filosofías?

Soy cristiano y, tras siete años de práctica continuada de meditación zen, puedo decir que esta tradición espiritual no me es completamente ajena. La meditación de la que yo hablo puede ser preparación para la oración, tal y como la entendemos los cristianos.


"Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos" afirmaba Martin Luther King. ¿Qué silencios perviven en nuestra época como perjudiciales y cuáles son aquellos en los que deberíamos de crecer?

Una cita muy hermosa. Los silencios que justifican los abusos y hasta las atrocidades que puede llegar a cometer el poder, y que de hecho ha cometido, son, evidentemente, deleznables. Los silencios necesarios, en cambio, son los que alimentan el alma, que nada tienen que ver con aquellos de los que en este contexto habla Martin Luther King.


¿Hasta qué punto es también autobiográfico este libro? ¿o se trata de poner voz, palabra, a aquello que precisamente es su ausencia? El silencio, si se vive adecuadamente, ¿es elocuente?

Hasta ahora siempre he declarado que mis libros son auto-ficticios, es decir, que parten de algo biográfico pero que, por el movimiento propio de la ficción, desembocan en fantasía. De este libro, en cambio, una suerte de ensayo narrativo, sí que puedo decir que es autobiográfico sin poner demasiados matices. La elocuencia del silencio se demuestra desde el momento en que es a él adonde abocan las palabras verdaderas.


¿En qué medida la creación y dinámica del seminario de entrenamiento espiritual del grupo "Buscadores de la Montaña" ha sido un aporte de experiencias para escribir este libro?

En buena medida. Este seminario no nace tanto de una voluntad pastoral cuanto de un deseo de compartir mi propia búsqueda con quienes así lo deseen.


A alguien que esté en medio del estrés y ajetreo diario, como nos pasa a casi todos, ¿cómo se le podría animar a estar o vivir un poco más ese silencio tan necesario para la vida?

Aconsejándole que sea realista y humilde, y que no pretenda proezas.

Aconsejo comenzar a sentarse a meditar un solo minuto. Sólo cuando ese minuto resulte insuficiente, pasar a dos; y así sucesivamente.


Con el silencio, ¿qué cambios, mejoras, aspectos beneficiosos para la salud psíquica y espiritual se producen en nuestra persona? ¿Podrías hacer una descripción breve del proceso o de las fases de esa transformación?

Sin silencio interior vivimos de manera infrahumana, es así de sencillo. Los beneficios que aporta el silencio al alma humana son incontables: claridad mental, capacidad de concentración, renovación de energía, aceptación de la realidad, conocimiento de sí… Podría llenar una página sólo enumerándolos. El proceso por el que me pregunta, en apretada síntesis, tiene cuatro fases: el retiro, la relajación, la concentración y la contemplación. Dicho aún más condensadamente: ser sin anhelar.


¡Muchas gracias, Pablo!