Una generación maravillosa, la mejor de nuestros dos últimos siglos de historia, la primera en doscientos años que decidió dejar de darse mamporros y ponerse a trabajar para construir la España grande que hoy conocemos y que con tanta generosidad nos han legado, a la que acostumbramos a referirnos despectivamente como “la generación de los años grises” y que hoy, en el último de sus sacrificios, sirve a tantos para consolarse con que la pandemia no va con ellos, sino sólo “con las personas de avanzada edad” que la componen.

            Un rendido homenaje para ellos, que ya va siendo hora.

            Y bien amigos, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

            ©L.A.

            Si desea suscribirse a esta columna y recibirla en su correo cada día, o bien ponerse en contacto con su autor, puede hacerlo en encuerpoyalma@movistar.es