La Fundación San Marciano José de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara publicó el año pasado, con motivo de la JMJ Madrid 2011, un folleto titulado “Un joven santo”, para dar a conocer la vida martirial de uno de los santos mártires de Turón, hijo de la Diócesis. Hoy, 9 de octubre, la Iglesia en España celebra la fiesta de estos santos de la persecución religiosa (19311939) que fueron los primeros en ser canonizados. El texto es del sacerdote Raúl Corral Blázquez y las ilustraciones de Inmaculada Rodríguez Torné. 

Uno de los nuestros en el Cielo
Esta historia comienza en el último pueblo de Guadalajara que limita con la provincia de Teruel: El Pedregal y termina en otro pueblecito a cientos de kilómetros de nuestra bendita Alcarria: Turón, pueblo de la minería asturiana. Pero en realidad esta historia no ha terminado porque nuestro joven protagonista es un santo de nuestra tierra y desde el Cielo nos ayudará a recorrer su propia vida para que aprendamos a seguir a Jesucristo como verdadero jóvenes comprometidos: “Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por los suyos
  
 



San Marciano del Pedregal
Aunque ese nombre nos suena absolutamente a otra galaxia, son varios los santos que en el calendario a lo largo del año tienen dicho nombre:
De modo que, aunque ciertamente el nombre sea algo chocante, no podemos olvidar que Marciano es un nombre derivado de Marte, dios de la guerra para los romanos, y que en latín significa "el guerrero por excelencia". Como nuestros mártires, guerreros sin armas, pero los más excelentes. Así que, solventando este primer escollo, os invito a conocer la historia de este guerrero, cuya victoria fue entregar su propia vida.

 

17 de noviembre de 1900
Aunque no lo sepáis, antes era muy frecuente que en la mayoría de las órdenes religiosas, en las que chicos y chicas decidían entrar para servir a Dios, cuando llegaba el momento de entrar cambiaban su nombre de bautismo: se quería significar el nacimiento a una vida nueva y la consiguiente muerte al mundo anterior. También había motivos prácticos, ya que el gran número de religiosos hacía que muchas veces coincidieran los nombres y apellidos. Por ejemplo, si había dos con el nombre fray Antonio García, era normal que uno de ellos tomara el segundo apellido para diferenciarse del primero.
Así que San Marciano no se llamaba así sino que primero sus padres le bautizaron con el nombre de Filomeno, cuya fiesta se celebraba también por esos días. De modo que nuestro protagonista nació el sábado 17 de noviembre de 1900. Ese año el joven pintor Pablo Picasso inauguraba en Barcelona su primera muestra de pintura y dibujos. En Francia, unos meses antes, nacía el escritor y aviador Antoine de Saint Exupéry, famoso por su obra “El Principito”.
Como decíamos antes, El Pedregal es el último pueblo de Guadalajara que limita con Teruel. Los López eran una sencilla familia de labradores, en la que el niño crecería junto a sus padres y hermanos, trabajando con esfuerzo y frente a las adversidades de la vida.
A los doce años, el Hermano Gumersindo, tío de Filomeno, lo llevará a Bujedo el 12 de noviembre de 1912. En esta población de Burgos se encontraba el Monasterio-Noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, orden fundada por el francés san Juan Bautista de La Salle a finales del siglo XVII. La fundación de Santa María de Bujedo (Burgos) se abre el 22 de julio de 1892.
El Hermano Gumersindo era enfermero de la casa y murió poco después con fama de santidad. El noviciado menor lo componían un número variable de niños (entre 100 y 200) de 11 a 16 años y un grupo de profesores con un director. Estos niños, recibían durante su estancia una atención exquisita y una formación religiosa, con componentes de oración, reflexiones, lecturas ejemplares, charlas ocasionales, orientación personal, experiencia litúrgica y práctica sacramental; formación científica apoyada en programas completos de cursos oficiales; formación artística en música teórica y actuaciones corales, teatro, gimnasia deportiva y deporte combinado con juegos; formación en el trabajo domestico educativo; formación humana relacional; formación lasaliana, pues se trataba de conseguir el mayor número posible de buenos Hermanos de las Escuelas Cristianas. Es decir: una formación que cultivara toda la persona humana. Al llegar a los 15 años pasaban un año con otras actividades complementarias en vistas al inminente año de noviciado. O sea, que a lo largo de estos años se decidía los niños descubrían si tenían vocación.
 
La cruz de la enfermedad
Marciano José, al poco de llegar, padece una enfermedad en los oídos que le disminuyó notablemente la audición, por lo que hubo de regresar al hogar de sus padres. Mas, insistiendo en sus deseos de consagrarse a Dios en la vida religiosa, fue readmitido con la condición de dedicarse a empleos manuales.
Permaneció en la laboriosa casa de Bujedo hasta el 28 de mayo de 1928, fecha en que fue destinado a Terán, en la Provincia de Santander. Más tarde trabajó en las Comunidades de Caborana (Asturias), Ntra. Sra. de Lourdes (Valladolid), Colunga (Asturias), Gallarta (Vizcaya) y Mieres (Asturias). En todas partes dio muestras de su espíritu de servicio y de su generosidad, a pesar de sus achaques corporales; pues, además de su sordera, padeció en los últimos años una afección molesta en la columna vertebral.
En Mieres estaba cuando aceptó con abnegación remplazar a un hermano enfermo de la Comunidad educativa de Turón.