En el artículo que titulé , un comentarista que firmaba como Un Ubetense, nos daba cuenta de otro de los grandes expolios producidos en Ubeda con motivo de la Guerra Civil:
 
            “También destruyeron la única obra de Miguel Angel que había en España y que estaba en dicha Capilla:una escultura de San Juan Bautista niño”.
   

          Y efectivamente, no faltaba razón al Ubetense, porque otra de las piezas excepcionales del patrimonio de la Capilla del Salvador en Ubeda era una pequeña estatuita representando a San Juan Bautista popularmente conocida como el San Juanito atribuida a Miguel Angel, la cual sería el único Miguel Angel existente en España, excepción hecha de la magnífica Flagelación del Museo Arqueológico de Madrid si este fuera efectivamente un Miguel Angel, hipótesis apuntada por algún crítico (pinche aquí si desea conocer sobre el tema) aunque ninguno se ha atrevido a asegurarla.
 
            Del artículo titulado “”de Arsenio Moreno Mendoza, extraigo bastante información sobre la pieza:
 
            “En el decenio de 1570, Gonzalo Argote de Molina, al emitir una semblanza biográfica de don Francisco de los Cobos, en referencia a su iglesia de San Salvador, nos señala la presencia en su interior de esta pieza escultórica: “Donde se ve en el altar mayor un San Juan niño de alabastro (que dizen le presentó -a Cobos- el Senado Veneciano) joya de excelente escultura”.
            La estatua habría sido donada a don Francisco en su primer viaje a Italia, entre 1529 y 1533, cuando acompañaba -según el célebre genealogista- al César con motivo de su coronación imperial en Bolonia. Tal vez, es otra hipótesis, la pequeña escultura (130 cm incluido plinto) podría haber sido entregada en 1532 a don Diego Sarmiento de Mendoza, cuñado de Cobos, cuando visitó en compañía del embajador español a la Serenísima […]
            De la imagen no hay historiador, genealogista o viajero, que no haga mención en sus relaciones. Sin embargo, nadie ofrece el menor dato sobre su posible autoría. […] Por fin, en 1930, Gómez Moreno expone su tesis sobre la escultura: este San Juan Bautista es el realizado por Miguel Ángel a finales de 1495 para Lorenzo de Pierfrancesco Medici Popolani.
            En efecto, por Ascanio Condivi en su Vita de Michelangelo Buonarroti, publicada en Roma en 1553, conocemos que el artista realiza un San Giovannino para Lorenzo Pierfrancesco Medici. Poco tiempo después, Vasari en la segunda edición de sus Vite (Florencia, 1568), insistiría de nuevo en la existencia de esta pieza, añadiendo que había sido realizada en mármol.
            Estas lacónicas noticias son referidas por Borghiani en 1584, aunque ya -un siglo más tarde-, clásicos como Baldinucci aseguran que jamás ha podido encontrarse esta obra de juventud del Maestro florentino, que es dada desde muchos años atrás por desaparecida.
            La obra, según todos los mencionados autores, debió de haber sido ejecutada a finales de 1495, una vez regresado Miguel Ángel desde Bolonia a Florencia, tras estabilizarse la situación política en la ciudad, siendo realizada por encargo de Lorenzo de Medici, miembro colateral de la familia y personaje simpatizante de la república popular inspirada por Savonarola.
            Gómez Moreno no duda de su descubrimiento. Su San Juanito, “cuyo examen plástico arguye una perfección irreprochable”, constituye una obra tan ajustada a los cánones miguelangelescos “que parece indudable el asentamiento de la crítica en este sentido”. Y añade lo siguiente: “Baste consignar como iguales la roca sobre la que posa esta imagen y las de Baco, la Piedad del Vaticano y el David, obras escalonadas entre 1497 y 1503; las facciones del rostro van bien con las del ángel y S. Proclo, en el sepulcro de Santo Domingo, en Bolonia, que datan de 1494; la técnica de los dedos, con rayas marcando sus conyunturas; la del pelo y las lanas; los oscuros obtenidos por filas de hoyitos hechos a trépano; el equilibrio de masas; todo en fin, comprueba lo arriba dicho”.
            Para concluir, sí que tendríamos que añadir que autores recientes, entre ellos Tolnay, sin entrar en una larga e irresoluble polémica identificatoria -como la mantenida sobre las diversas hipótesis de la misteriosa imagen desde el siglo XIX-, no ha negado el carácter claramente miguelangelesco de la estatua española, incluyendo la obra entre las netas atribuciones del Maestro, cuando no pieza de su taller”.
 
            Veamos lo que al respecto dice espectador que fue del execrable atentado, en el documento cuya fotocopia obra en mi poder merced a la gentileza del historiador y coleccionista Natalio Rivas, ubetense de pro y propietario del original:


            “Los evangelistas de las hornacinas, también hemos mencionado su destrozo, y las demás esculturas como el San Juanito, San Joaquín y las que embellecían la predella del retablo, destrozadas y desaparecidas en su casi totalidad”.
 

            En su “casi totalidad”, y dice bien nuestro leal y fidedigno cronista Campos “en su casi totalidad”, pues efectivamente, de la pieza quedan fragmentos, como se reconoce en la página de la , de la que obtenemos esta interesante y esperanzadora información:
 
            “A principios de 1995, con el beneplácito de las administraciones españolas tutelares del patrimonio histórico, enviamos a Opificio delle Pietre Dure [máximo especialista en la restauración de piezas de mármol del Renacimiento toscano] un conjunto de fragmentos de una escultura de bulto redondo que representa la efigie de San Juan Bautista niño y que el Profesor Gómez Moreno atribuyó en 1930 a Miguel Angel identificándola con la imagen perdida que de este motivo se sabe realizó a finales de 1495 para Lorenzo de Medici. La imagen fue mutilada durante la Guerra Civil española al haberse convertido en garaje la Capilla del Salvador de Ubeda cuyo altar ornaba desde el s. XVI […].
            Se ha continuado la restauración de la obra con la recomposición de las piezas que faltan de algunos fragmentos, haciendo pruebas de volumen y movimiento de los mismos, a partir de fotografías antiguas y mediante la realización de proyecciones láser sobre la escultura, cuyos resultados son volcados sobre un programa de recomposición de volúmenes en 3D.
            Los trabajos de modelado de las piezas están realizados en barro a partir de los volúmenes obtenidos del programa informático. Una vez terminada la pieza de barro se le saca un molde de yeso con el que posteriormente se obtendrá la pieza en resina, que se acoplará con los originales marmóreos”.
 
 
            ©L.A.
            Si desea suscribirse a esta columna y recibirla en su correo cada día,
                o bien ponerse en contacto con su autor, puede hacerlo en
 
 
 
Otros artículos del autor relacionados con el tema
(haga click en el título si desea leerlos)
 
Del “Retablo del Tabor” de Berruguete en Ubeda, que ardía un día como hoy del año 36
De un Cristo de Miguel Angel en el Arqueológico de Madrid
Del monumento al Sagrado Corazón en el Cerro de los Angeles
Del Cristo de Medinaceli, una talla con mucha historia