El Papa, a través de su portavoz, el P.Lombardi, lo ha dicho bien claro: “El respeto profundo por las creencias, los textos, los grandes personajes y los símbolos de las diversas religiones es una premisa esencial de la convivencia pacífica entre los pueblos". Cuando esto no se cumple, no se justifica una reacción violenta como la que se ha producido en Libia, con el asesinato del embajador norteamericano-también lo ha dicho con claridad el P.Lombardi-, pero al menos hay que hablar de clara provocación.

 Dicho esto, hay que preguntarse por la intencionalidad no sólo de la producción de la intolerable película que ofende los sentimientos religiosos de los musulmanes, sino también del por qué se ha hecho público el vídeo que la resume justo dos días antes de la visita de Benedicto XVI al Líbano. No hay inocencia ni casualidad en la producción de la película o en la emisión de su resumen. Se busca provocar a los musulmanes y conseguir de ellos una reacción violenta. Pero ¿contra quién? ¿contra los intereses norteamericanos solamente? ¿no estarán buscando deliberadamente lanzar a los más fanáticos de los musulmanes contra el propio Pontífice?

Si el riesgo de atentado en Beirut era ya alto, ahora se vuelve altísimo. El Papa puede, de verdad, ser asesinado. ¿Y quién tendrá la culpa de ello? Por supuesto que el que provoque el atentado, pero también aquellos que han hecho lo posible para que el mundo musulmán ardiera en llamas justo antes de su visita al Líbano.

Por eso hay que hacerse otra pregunta. ¿Se trata sólo de matar al Papa? ¿No será más bien una jugada que busca que fracase el plan de paz que él va a proponer en Oriente Medio y que no es otra cosa más que el último intento de evitar una guerra terrible con Irán, que podría tener consecuencias mundiales devastadoras? ¿Quién está interesado en esa guerra? ¿Quién quiere que no haya paz? La respuesta a estas preguntas nos darán la pista de quiénes son los que han movido los hilos que han terminado por provocar una reacción que ha costado de momento la muerte a varios diplomáticos.

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