Más allá de lo cansino, repetitivo e insoportable que resulta la desvergüenza en la que se halla instalado el Gobierno catalán desde hace ya tantos años, lo ocurrido ayer en Barcelona no es sino una expresión de un fenómeno que ha venido acompañando las reivindicaciones nacionalistas desde que con el inicio de la Transición, comprendieron que se iba a transigir con todas sus demandas por peregrinas que fueran. No hablo sino de la transformación del principio básico de toda negociación, expresado en el famoso adagio latino del “do ut des” (“te doy para que me des”, o “yo te doy y tú me das”) en el nuevo principio catalán de negociación, el “das ut des” (“me das para darme”, o “tú me das y yo te dejo seguir dándome”).
 
                                                                                              La Vanguardia
 
            Se debe su descubrimiento al Sr. Pujol, el cual lo utilizó por primera vez cuando en los tiempos de la exigua victoria pesoíta del año 1993, y requerido por Felipe González a formar parte del ejecutivo de la nación para gobernar en coalición, le respondió que sólo “accedería” a ello si González satisfacía, además, las que constituían las reivindicaciones nacionalistas del momento. ¿Se dan Vds. cuenta? Si me das lo que te pido, te dejo darme más. ¿No es fascinante?
 
            La consagración del principio catalán de negociación, el “tú me das y yo te dejo seguir dándome”, se produjo con el no menos famoso principio ZP de la negociación, el expresado aquella tarde mágica en la que un inexperto ZP que no dejó de serlo ni aún después de siete largos años de experiencia, pronunció aquel famoso “aprobaré Pascual cualquier cosa que venga del parlamento catalán”.
 
            Pues bien, una vez más nos hallamos en lo mismo. Ahora, la región catalana necesita dinero y se lo pide al único en el mundo que se lo da: la nación española. Pero en vez de hacerlo como lo haría cualquiera que pidiera dinero, con cierta humildad, -traten de recordar Vds. aquella vez que se acercaron a su banco para pedirle una hipoteca cuando estas cosas se hacían-, sentándose en todo caso a negociar y trabajando para minimizar el coste del préstamo, el argumento vuelve a ser el mismo de siempre: “te dejaré darme el dinero que te pido, si y sólo si además, me das también el pacto fiscal”.
 
            Dado que estas cosas como mejor se ven es con un ejemplo, les voy a dar el mejor. ¿Se imaginan Vds. a la práctica totalidad de los ministros españoles participando en una agresiva manifestación antieuropeísta avalada por el propio Rajoy, la cual termina con la quema de la bandera alemana, mientras al mismo tiempo el Gobierno español pide el rescate y amenaza de que sólo lo aceptará si le dan, además, más votos en el Consejo Europeo, y que si no se va de Europa? ¿Se imaginan Vds. la cara que se le queda a la Merkel? Y el tortazo que le dan a España el Gobierno alemán y la Comisión Europea, ¿se lo imaginan Vds.?
 
            Claro, en condiciones tales de negociación a la catalana, hablar de condiciones al gobierno catalán para darle dinero, como por ejemplo que no se gasten lo que les demos los españoles en embajadas de chichinabo, en referendums de traca o en torturar a los españoles de Cataluña con esa cosa que llaman “inmersión” y que no pasan de ser vulgares aguadillas, huelga de todo punto. Sobre todo cuando el mensaje de ayer es que los españoles “nos podríamos salvar (de momento) de la independencia catalana” si y sólo si le damos a Cataluña el dinero que necesitan para sanear sus cuentas… y además el pacto fiscal. Como dicen los argentinos: “la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizo".
 
            No está mal el principio catalán de la negociación ¿no les parece? A lo mejor lo que tenemos que hacer es aprender todos a negociar como negocian los gobiernos catalanes. Eso sí, cuando lo hacen con los gobiernos españoles… porque francamente, no sé si alguien más les consentiría tanta desfachatez... ni siquiera sé si con alguien que no fuera el Gobierno español se la permitirían ellos mismos.
 
 
            ©L.A.
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