Es frecuente escuchar eso de “Yo no creo en los curas”... o “Es que tuve una mala experiencia con un cura y desde entonces…”.

Ante tal despliegue de “argumentación inteligente”, no faltará el católico despistado que se ponga a dar razones en defensa del sacerdocio, con el consiguiente regocijo del “lumbreras” que habla.

Craso error.  Para empezar porque la “objeción” de éste destila hipocresía.  ¿Se imaginan a ese mismo individuo enfermo diciendo que prescinde de la medicina para curarse porque tuvo una mala experiencia con un médico? o ¿que deje de comprarse un coche porque, una vez, uno le salió malo?
Y si no razona así en esos casos ¿por qué sí que lo hace de esta manera con el cristianismo?
 
Esto de la hipocresía creo que es, psicológicamente hablando, lo principal del caso. Y por eso, si nos atenemos a sus palabras, creo que la mejor forma de responderles es diciéndoles:
Es lo que tiene el curismo
 
Porthos