No me resisto a completar mi artículo anterior sobre la pauperomanía (ver aquí) con un tema bastante viejo pero que de nuevo es de actualidad.

Todos habremos oído decir que "la Iglesia es de los pobres", "para los pobres" o expresiones similares. Todo siempre en clave de dinero, que es a lo que en el fondo se refieren con "pobre".

Bien, pues yo digo que no. Que la Iglesia ni es de los pobres, ni para los pobres. Y añado que nunca lo ha sido y nunca lo será. La Iglesia es... ¡de los cristianos!

Esto es tan obvio que no haría falta ni explicarlo, pero por si acaso ahí van tres razones:

1º. Cristo nunca, jamás, dijo que la Iglesia fuera de los pobres ni para los pobres. Podéis buscarlo en el Evangelio que no lo vais a encontrar. Lo de "la Iglesia de los pobres" es una invención de los pauperómanos, que sustituyen amor al prójimo por caridades.

2º. Si la Iglesia fuera de los pobres y para los pobres, ¿a qué viene dar tanta limosna? Menuda faena les estamos haciendo a los que la reciben ¿no? Lo que habría que hacer es fomentar la pobreza...

3º. Los que no son pobres (y no digamos los ricos...) ¿están fuera de la Iglesia? ¿Son de menos categoría? O sea, que Cristo vino para todos por igual, judíos y gentiles, y ahora algunos le enmiendan la plana separándonos pero en ricos y pobres.

Lo siento, pero no. La Iglesia es de los cristianos, hombre o mujer, rubio o moreno, rico o pobre. Así lo quiere Cristo y así hay que predicarlo, por mucho que algunos se empeñen en lo contrario.

 Aramis

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