Si ayer confeccionábamos un modelo en el que comparábamos el número de medallas de oro obtenidas por cada país con su población, hoy a ese modelo le vamos a incorporar todavía una tercera variable: la renta per capita, para ver qué coste económico nacional (no el propiamente invertido en la preparación de los deportistas) tiene la obtención de medallas para cada país. Estos son los resultados que obtenemos. Y la verdad es que, una vez más, no pueden ser más sorprendentes.
 
   
            ¿Datos más llamativos? Vuelve a llamar la atención la hiperproductividad jamaicana. Comentario aparte merece la gran productividad de países como Cuba, Corea del Norte y una serie de países europeo-orientales (Hungría, Bielorrusia, Kazajstán, Ucrania, República Checa, Rusia), que comparten entre sí no sólo rentas per capita muy bajas, sino el ser o haber sido todos ellos dictaduras comunistas. Se cuelan entre los exponentes de la hiperproductividad algunos países ricos como Nueva Zelanda, Reino Unido y Holanda. Y a todos ellos, uno totalmente inesperado, Irán.
 
            En cuanto a los líderes del medallero oficial, China mejora algo en esta clasificación, pero Estados Unidos sigue yéndose para abajo, con una productividad que es sólo un poquito superior a la de España. Quién lo diría ¿no?
 
            En cuanto a nuestro país, vuelve a figurar aquí en el puesto 21 en el que está en el medallero oficial, en el bien entendido de que analizados todos los países que han participado en los Juegos y no sólo los 23 primeros de la tabla, su posición habría decaído muchos puestos. 

            Puntúa por debajo de países a los que se supone una cultura deportiva muy inferior, como por ejemplo, la ya citada Irán, pero en esta clasificación en función de la renta se halla un poquito menos separada de los países que conforman su entorno más cercano que en la que sólo integraba el factor demográfico. En términos de renta, un campeón español cuesta el doble que uno francés (en términos demográficos costaba el triple); y menos del doble de uno italiano o uno alemán (mientras que en términos demográficos costaba más del doble). El coste es algo superior al de un campeón norteamericano, y poco más de la mitad al de un campeón japonés. Pero cuesta cien veces más que un campeón jamaicano, cuarenta veces más que uno cubano o norcoreano, y veinticinco veces más que uno húngaro o bielorruso.
 
            Conclusión una vez más: tanto si consideramos el factor población cuanto, aún más, si tomamos en consideración el factor renta, los resultados españoles son pobres, y como decíamos ayer, contrastan con los obtenidos en los deportes no olímpicos mucho más mediáticos y profesionalizados, pero no por ello más importantes desde el punto de vista meramente deportivo. Da para todo un debate, ¿no les parece?
 
 
                (1) Resultado de multiplicar la renta per capita por el número de habitantes por medalla.
  
 
            ©L.A.
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