Leyendo estos días Juana Tabor, el libro apocalíptico de Hugo Wast, publicado junto a la obra 666 en la edición de Homo Legens, encuentro un comentario que me ha hecho pensar y que comparto con ustedes. Hablando de los cambios sucedidos en el mundo unas décadas antes del momento en que se sitúa la narración, enumera Wast lo que el define como derechos esenciales de los que deberían poder gozar los hombres. Los derechos esenciales son los siguientes:

No los había visto explicitados así nunca, pero me parece que no estaría mal tenerlos en cuenta para enmarcar adecuadamente las reclamaciones de múltiples derechos que nos inventamos cada dos por tres.