Bendito día. 

Acaba de empezar 
y no ando para muchas alegrías, 
pero bendito día. 
Da igual que esté un poco nublado en tu vida 
y que no sepas muy bien qué hacer con las palabras. 
Pase lo que pase y ocurra lo que ocurra 
sea por siempre bendito este día. 
Alguien te saluda y te sonríe, 
y la mirada se te llena de improviso 
de aquellos pinos hendidos por el sol 
en una especie de mística teología. 
-"Buenos días, Guillermo", escuchas. Y miras, 
y se te ocurre un verso, 
pero prefieres no hacer nada 
y dejas que se vaya. 
Respiras y sientes la incipiente brisa. 
Respiras -puede que llueva- y percibes 
los desnudos hombros de la mañana. 
Bendito día. 
Cualquier rincón es bueno 
para indagar en la presencia de Dios 
y en su expectativa. 
Y sueñas despierto con aquellas olas 
o con las obras completas de las manos que amas.