«Claves para triunfar en internet» es el título que la conocida agencia de noticiasRomeReports.com, especializada en la cobertura de la Iglesia, el Papa y el Vaticano, publicó recientemente. En el video quedan recogidas algunas de las «claves» que según la persona entrevistada (o sea yo) pueden ayudar para aprovechar y canalizar mejor el esfuerzo de un trabajo de evangelización digital.
 
Es comprensible que el video no haya podido recoger todas las aportaciones pues las notas de televisión suelen siempre ser más bien breves. No obstante, aprovecho para poner de modo escrito una ampliación que puede resultar de utilidad. Ciertamente cada una de las contestaciones precisan de un desarrollo más extenso. Al menos, en cuanto ideas genérica, seguro que podrán ser bien captadas y suscitarán aplicaciones personales.


A la interrogante cómo puede una parroquia o una diócesis evangelizar en internetrespondimos tres cosas: la primera es involucrar a las personas, la segunda tener los papeles claros y la tercera llevar al encuentro real.
Involucrar a las personas supone hacer protagonistas y apóstoles a los laicos que ya, de hecho, frecuentan el lugar de culto. Tener los papeles claros significa reconocer que un sacerdote tiene una misión específica en cuanto sacerdote y que como tal le compete más un acompañamiento que una gestión directa (que tampoco se puede dar por descontada pero que no sería lo ideal) de un eventual iniciativa apostólica on line de su parroquia (dígase lo mismo para un obispo en una diócesis). Lo tercero, llevar al encuentro real, es no contentarse con el trabajo en la red sino tratar de encauzar lo que ahí es posible al contacto persona a persona que es, además, la única manera de ofrecer los sacramentos.

En segundo lugar se pidieron cinco consejos efectivos para el trabajo apostólico en internet. Esto me hizo pensar en la imagen de un edificio de cuatro pisos en el que cada uno lleva progresivamente al siguiente. El primer piso es la pregunta «qué», el segundo la interrogante «a quién», la tercera es la cuestión sobre el «dónde» y, finalmente, el «cómo».
 
El «qué» remite a la idea del objetivo general: qué quiero, qué pretendo. El «a quién» hace pensar en el auditorio concreto al que me dirijo. El «dónde» conduce a la elección de la plataforma adecuada en la que el proyecto será puesto en marcha (canal de videosharing, la red social específica que responda al «qué» inicial, un blog, un fotoblog, un portal, etc.). Identificado el objetivo, el público y el lugar ahora viene el «cómo», es decir, el lenguaje que se usará de acuerdo a los pisos que se han subido antes.

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¿Y el quinto consejo? Todo edificio tiene unos cimientos, de otro modo se cae. En el caso de una iniciativa confesional –y no sólo– el cimiento no puede ser otro que la oración, la unión con Dios, que es el motor que nos anima a ir adelante y que, de suyo, es quien da origen a los proyectos que se emprenden en su nombre.
 
La última pregunta formulada fue «¿qué hacer para comunicar mejor el mensaje?».Respondimos que lo primero que debemos tener en cuenta es que el Mensaje ya lo tenemos por lo que se comienza con un 99% a nuestro favor. El Mensaje es una persona, es Cristo.
 
Es verdad que luego este Mensaje se «traduce» de modo diverso según la iniciativa que se impulsa. En este sentido, es bueno no perder de vista los siguientes puntos:
 
1. No se trabaja de modo aislado. Iglesia es comunión y la comunicación confesional no puede tener mejor acompañamiento que esta realidad. Ayuda mucho, por tanto, conocer los documentos de la Iglesia sobre este campo específico.
 
2. Poner atención a los lenguajes. Por lenguajes se entiende el modo concreto de comunicación que posibilita internet en general y en las redes sociales en particular.
 
3. Contar historias: ponerle nombres y rostros reales a las vidas, a los testimonios que son, las más de las veces, los que convencen, arrastran y hacen ver que la virtud es posible.
 
4. No renunciar a la identidad católica. Muchos proyectos fracasan porque abdican de su piedra angular. Temamos mucho a nuestros propios proyectos y sintámonos seguros cuando los proyectos son de Dios.
 
5. Interiorizar y contemplar. Las mejores ideas vienen de la oración porque son las ideas que Dios nos suscita, comparte y despierta. Debe haber más horas de Sagrario que de internet.
 
Jorge Enrique Mújica, LC, en Google+.