El domingo por la noche nos llegó un mensaje escrito en esa mezcla de español, latín e italiano que hablan los españoles que trabajan en Italia: Bueno, finalmente. ¡Ahora si que es definitivo! Habremos doctoram! il 7 ottobre.

Y es que el 27 de mayo de 2012, el Papa dijo lo siguiente en el Regina Coeli: “Queridos hermanos y hermanas: … El Espíritu Santo, que ha hablado por medio de los profetas con los dones de la sabiduría y de la ciencia, continua inspirando a hombres y mujeres para que se empeñen en buscar la Verdad, y en proponer vias originales de conocimiento y de profundizacion del misterio de Dios, del hombre y del mundo. En este contexto me alegra anunciaros que el proximo 7 de octubre, al empezar la Asamblea ordinaria del sínodo de obispos, proclamaré a San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Binguen doctores de la Iglesia Universal. Estos dos grandes testigos de la fe vivieron en períodos históricos y culturales bastante diferentes. Hildegarda fue monja benedictina en el corazón de la Edad Media alemana, auténtica maestra de teología y profunda estudiosa de las ciencias naturales y de la música. Juan, sacerdote diocesano en los años del renacimiento español, participó en los trabajos de renovación cultural y religiosa de la Iglesia y la sociedad en los albores de la modernidad".

"Pero su santidad de vida y la profundidad de su doctrina los hacen siempre actuales: de hecho la gracia del Espíritu Santo los proyectó a esa experiencia de comprensión penetrante de la Revelación divina y del diálogo inteligente con el mundo que constituyen el horizonte permanente de la vida y la acción de la Iglesia.
Estas dos figuras de santos y doctores aparecen con relevante importancia y actualidad sobre todo a la luz del proyecto de una nueva evangelización, a la que estará dedicada la Asamblea del Sínodo de obispos, y a la vigilia del Año de la Fe… ”.

Estas palabras del Papa pusieron fin a una incertidumbre que se estaba convirtiendo en una novela de misterio. Y es que, en efecto, el 16 de diciembre el digital vaticano “Vatican Insider” había anunciado que el Papa se proponía hacer doctora a Santa Hildegarda en Octubre.

La noticia la recogió Zenit, y los fans de Santa Hildegarda (que los hay, aunque por ahora no seamos muchos) nos pusimos a darla a conocer sin entrar en más averiguaciones: Una serie de artículos en Religión en Libertad, que luego se ha convertido en incipiente blog, y los “Encuentros sobre Santa Hildegarda”, con la esperanza de convocar a los hildegardianos madrileños, encuentros que han resultado estimulantes y multitudinarios, que nos han traído ecos desde el Pacífico y que han servido para que tuviéramos que sacar ediciones promanuscrito de la Vitae Meritorum y el Causae et Curae, pero que también han puesto de manifiesto que la mayoría de los cristianos españoles, laicos o no, de Hildegarda no saben una palabra.

Y entonces surgió la nube en nuestro cielo primaveral: Una modesta pesquisa descubrió que la página oficial del Vaticano tampoco decía una palabra de Santa Hildegarda. Peor aun, un enteradillo se apresuró a informarnos que antes harían doctor a San Juan de Avila, pero desde luego no antes del 2015. Quedamos consternados, en nuestro entusiasmo, los hildegardianos habríamos inducido a error a mucha gente.

Y así estaban las cosas cuando el día 11 de mayo pasado el Papa mandó que pusieran a Hildegarda en el catálogo de santos de toda la Iglesia: o sea, la declaró oficialmente santa de altar para todos los católicos, detalle burocrático que llevaba ocho siglos pendiente. Fue una alegría y un rayo de esperanza, pero tampoco nos faltaron agoreros que nos machacaran conque no iban a declarar santa a una recién llegada. En esta segunda mitad de mayo aún tuvimos un indicio, rumor, o noticia, secretísimo, como todo, hasta que el domingo por fin el Papa nos ha sacado de dudas.

Este del Papa es un gesto muy valiente, porque Santa Hildegarda no es una santa más, sino una voz por la que hablaba el Espíritu Santo.

Esta nueva doctora no lo será porque proponga una nueva devoción, ni por diálogos de enamorada ni por sabias recomendaciones pastorales. Santa Hildegarda expone, desde el punto de vista divino, la Historia de la Creación (y de la caída, Redención y Últimos Días de los seres humanos) y expone con pelos y señales la doctrina del Anticristo, al que sitúa en nuestros tiempos.

Santa Hildegarda expone las mutuas influencias entre el ser humano y el resto de la Creación. Es mucho más clara, completa y comprensible que los antiguos profetas, y mucho de lo que dice va a rechinar en las creencias y prejuicios de progres y no tan progres de nuestros días. Ella deja bien claro que no habla por sí, sino que el Espíritu Santo, la Luz Viva, hablaba por ella, y el Papa la va a declarar doctora, es decir, enseñante, de toda la Iglesia, sin tener en cuanta que además tiene obras reveladas de música, dietética y medicina.

El Papa ha sido muy valiente; viene demostrando que no le falta valor. Ahora hay que sostenerle y apoyarle, porque a medida que los trolls de dentro y de fuera empiecen a saber de Santa Hildegarda, se le van a echar encima.

Rafael Renedo y José María Sánchez de Toca.

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