Martu Garrote es, como se sabe, la secretaria de Políticas Autonómicas de la Agrupación Socialista de Chamartín, militante del Partido Socialista Obrero Español, que, según ha informado este viernes el diario La Gaceta, ha subido a su perfil de facebook la foto de la placa conmemorativa de los sacerdotes asesinados durante la Guerra Civil española existente en la Catedral de Granada junto con un comentario en el que afirmaba:

            “Siempre digo que en España quemamos pocas iglesias y matamos pocos curas”
.

             Tras la publicación de la noticia por La Gaceta, la militante pesoíta asegura ahora en su propia página de facebook que ha puesto “este asunto en manos de la policía y la justicia”, por haber, según ella, "manipulado una foto con un comentario infame como si lo hubiera hecho yo". Lo que, o muy mal interpreto, o quiere decir que se va a querellar contra el diario de Intereconomía.
 
 

            Lo que yo espero es que este pantallazo, realizado por un servidor de Vds. y que pueden Vds. ver arriba, no sea también, como el que denuncia la Sra. Garrote, falso, y que, siendo verdadero, la militante pesoíta, contrariamente a lo que es la práctica habitual en la política española de anunciar querellas que nunca se interponen, actúe en consecuencia con él, poniendo los hechos, efectivamente, en conocimiento y manos de la justicia.

            Tristemente para ella, la Sra. Garrote no se halla ante una prerrogativa de la que puede hacer uso o no a voluntad. Y es que dada la trascendencia pública de la acusación, y la gravedad (y vileza) de lo que se pone en su boca, la Sra. Garrote se halla ahora ante la obligación inexcusable de denunciar la que ella define como manipulación, y dejar bien claro que lo afirmado por el diario La Gaceta es falaz, exigiendo las correspondientes responsabilidades e indemnizaciones.
 
            De no hacerlo así, la Sra. Garrote no tiene más opción que abandonar inmediatamente la política, -y los primeros que deberían exigírselo, aunque en honor a la verdad no tengo mucha fe en que lo hagan, son sus compañeros de partido-, dado que la afirmación que, según dicen, ha realizado es, como ella misma la califica, "infame", amén de villana, cobarde y repugnante, cuando no constitutiva de un delito de apología del terrorismo.
 
 
            Y ello por varias razones. Primero, porque así ha de ser en los países a los que decimos querer parecernos (mire Vd. al ministro británico que ha  dimitido por  colocarle unos puntos del carnet a su mujer). 

            Pero segundo y sobre todo, porque en España, Sra. Garrote, los hechos con los que según dicen los maledicentes de siempre ha bromeado Vd., no constituyen una metáfora o un recurso literario, aunque sea de dudoso gusto, no. Los hechos con los que Vd. ha (supuestamente) bromeado constituyen la dura realidad de algo que en nuestro país hemos practicado los españoles… ¡en hasta siete mil ocasiones! ¡Siete mil ocasiones, Sra. Garrote, siete mil! Como siete mil fueron los clérigos que ardieron junto con las iglesias -"pocas" según dicen que ha dicho Vd.- de las que eran párrocos, o fueron rematados en los paredones, en las checas y en las cunetas de los caminos españoles entre los años 1936 y 1939. Si quiere que se lo diga con exactitud, seis mil ochocientos treinta y dos(1), de los cuales 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas, a los que añadir 13 obispos. Y a juzgar por su (supuesto, siempre supuesto) modo de expresarse, por alguien con quien Vd. compartía algún tipo de indisimulada simpatía, consonancia o afinidad.
            
            
(1) “Historia de la persecución religiosa en España 19361939”. Antonio Montero Moreno.

 
            ©L.A.
           
 
 
 
 
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