“… Estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas… ¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad” (Mc 1, 22.27bc)

Estos fragmentos, especialmente a los docentes, nos han podido llegar más en el día de hoy con el Evangelio. Una enseñanza nueva, con autoridad, expuesta por Jesús.

¿Cómo es nuestra forma de exponer la enseñanza que debemos comunicar hoy en nuestras sesiones de aula? ¿qué asombro somos capaces de suscitar? ¿qué autoridad manifestamos?

Hacerse respetar y ser respetado. Que te hagan caso porque tu palabra es de fiar. Que logres educar y no una mera instrucción. Que no te toree nadie y que tampoco tú tengas que explicarte o justificarte continuamente. Que haya verdad en ti y en todo lo que haces y dices. Que lo que eres y expresas eduque más que lo que puedas decir, tener o hacer.

Autoridad no como dominio ni como fuerza bruta. Autoridad como maduración en una edad y mentalidad verdaderamente adulta.

Confiables y razonables, motivadores al asombro del conocimiento y la experiencia, de la apertura a la totalidad de lo real, con autoridad y dignidad en nuestra enseñanza. Ésos son mis deseos para todos los que nos dedicamos un día sí y otro también a la ardua tarea de la docencia. Especialmente ahora que en estas fechas celebramos el día del maestro cristiano.