Empieza un nuevo año. No han sido solamente unos pocos días que nos han servido para cambiar de calendario. Nuevas energías se nos demandan para afrontar nuevos retos, expectativas, cuestiones y problemas.

Estar dispuestos a comenzar de nuevo, se superarnos a nosotros mismos, de hacer las cosas mejor que antes, eso creo que se nos pide en esta nueva etapa, en este tramo del año.

En el ámbito escolar, a los que somos docentes, y a nuestros alumnos, nos espera un nuevo trimestre que es más corto que el anterior y que nos va a demandar más precisión en lo fundamental, con más dedicación diaria y sin perder la tensión del esfuerzo constante.

Es preciso no solo no rendirse, sino cobrar cada día el impulso necesario para consolidar mejor aquellos contenidos y métodos de aprendizaje que permitan a otros la adquisición más clara y significativa de la materia se está tratando.

Es cierto que muchas veces la motivación no depende solamente del propio ánimo del que se esfuerza por aprender o de la amenidad, entusiasmo y claridad del que enseña, sino también de esa renovada disposición de conseguir ser atraído y fascinado por la verdad que contiene en sí misma esta o aquella materia.

Sirvan estas breves reflexiones para que tanto docentes como alumnos aumentemos en este segundo trimestre la capacidad de esfuerzo, de ilusión y de entrega diaria en nuestro trabajo, en nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje.