Una vez al año aproximadamente los medios de comunicación y los partidos políticos claman al cielo por la financiación a la Iglesia Católica. Dicen que no se debe financiar una cosa particular de este tipo, ya que no todo el mundo es católico. Y, ¿saben qué? Creo que en cierta forma tienen razón: ha llegado el momento de acabar con la financiación.

Lo primero es dejar claro que mientras el Estado ahorre dinero gracias a la Iglesia, debe pagar por los servicios prestados, como ya discutimos en este artículo.

Pero aparte de eso, la Iglesia debe poderse mantener sin ayuda externa porque al fin y al cabo es nuestra Iglesia. Si la Iglesia necesitase del Estado para poder continuar, sería un desastre y un fracaso de los cristianos. No podemos dejar algo tan importante en manos de políticos y especuladores.

¿Qué saldría muy caro? ¿No nos gastamos 50€ en salir a cenar por ahí? Y eso es solo para comer ¿O cientos de euros en un reloj que al fin y al cabo solo da la hora? Entonces, ¿no vamos a gastarlo en mantener a la Iglesia que es lo más importante que tenemos en la Tierra?

D´Artagnan