Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencia, y en silencio ha de ser oída de alma.
 
Lo que habléis sea de manera que no sea nadie ofendido, y que sea en cosas que no os pueda pesar que los sepan todos.

 
Callad lo que Dios os diere y acordaos de aquel dicho de la esposa: Mi secreto es para mi.

 
Procurad conservar el corazón en paz; no le desasosiegue ningún sucedo de este mundo; mirad que todo se ha de acabar.

 
No apacentéis el espíritu en otra cosa que en Dios. Desechad las advertencias de las cosas y traed paz y recogimiento en el corazón.

 
Traed sosiego espiritual en advertencia de Dios amorosa; y cuando fuere necesario hablar, sea con el mismo sosiego y paz.

 
Traed interior desasimiento de todas las cosas y no pongáis el gusto en alguna temporalidad, y recogerá vuestra alma a los bienes que no sabe.

 
El alma que anda en amor ni cansa ni se cansa.

 
El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener grande desnudez y padecer por el Amado (San Juan de , selección de frases)

 
Tras el empacho electoral que hemos vivido en los últimos días, es muy sano hacer una cura de sosiego, profundidad y sentido. Tantas apariencias, tantos afanes, tantos poderes terrenales nos embaucan en mil proyecciones mentales, que nos arrastran a las esperanzas terrenales. El mundo no puede darnos más que Dios y la realidad nos se transforma más que por  de Dios.

 
Nuestro corazón, que es nuestro ser que se manifiesta por medio de emoción, entendimiento y voluntad, debe centrarse en Cristo y no tener cada dimensión en un lugar diferente.

 
Ciertamente la crisis que vivimos nos invita al cambio, pero no a cambios externos que no son más que apariencias. Nos invita al cambio interior, que es el que realmente conlleva consecuencias ciertas y verdaderas en nuestra vida personal y social.

 
Quiera Dios darnos la fuerza y la templanza necesarias para no esperar del mundo lo que sólo de Dios puede provenir. Dios nos ayude.