Una sola mención al aborto en todo el debate del pasado lunes entre los dos candidatos más importantes en las próximas elecciones, el Sr. Rubalcaba y el Sr. Rajoy: la que realizó el primero intentando que el segundo se pronunciara sobre lo que llamó “el derecho de la mujer a interrumpir el embarazo”, a lo que éste no respondió, arrinconando al Sr. Rubalcaba con el tema de las diputaciones, una tela de araña en la que se enredó sin volver a preguntar sobre un tema en el que muchos teníamos mucho interés.
 
            A falta de mayor concreción por parte de ambos candidatos, he optado por acudir a los programas de ambos partidos para ver en qué consiste la propuesta de cada uno sobre el tema de la “finalización provocada de la vida del feto”, que, en un verdadero alarde de habilidad eufemística llaman algunos “interrupción voluntaria del embarazo”.
 
            Pues bien, éste es el resultado:
 
            El PSOE, dentro del capítulo que titula “La salud, clave para la igualdad”, y dentro del epígrafe “Hacia una plena igualdad de género”, en su página 99 afirma:
 
            “La Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo [la Ley Aído para que nos entendemos] es parte fundamental de las políticas preventivas y del derecho a la salud pública; su aprobación ha supuesto el reconocimiento del derecho de las mujeres a decidir sobre su propia maternidad, terminando con la inseguridad jurídica que afectaba a las mujeres y a los profesionales sanitarios que intervenían en las interrupciones de embarazos no deseados”.
 
            El Partido Popular, dentro del capítulo “Comprometidos con el bienestar” y dentro del epígrafe “La familia, primera sociedad del bienestar”, en su página 108 afirma:
 
            “La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores.”
 
            También relacionada con el tema, el PSOE, en la página 93 de su programa realiza esta propuesta:
 
            “Impulsaremos programas de formación en salud sexual para profesionales sanitarios, incluyendo los aspectos relativos a la salud sexual en todos los planes integrales de salud, y fomentaremos la sexología en el ámbito académico y profesional”.
 
            Y estas otras, que alcanzan a la política exterior española y la vinculan estrechamente al objetivo de expandir por el mundo leyes de aborto semejantes a la nuestra:
 
            “Continuaremos trabajando para alcanzar […] la meta del 15% de la AOD española en género y salud sexual y reproductiva”.
 
            “Promoveremos, en nuestras relaciones bilaterales y, especialmente en el marco de la cooperación internacional al desarrollo, el respeto de los derechos a la salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas”.
 
            Igualmente relacionada con el tema, el Partido Popular, en la página 108 del suyo, realiza esta otra:
 
            “Prestaremos una especial protección a los no nacidos y a la infancia. Proporcionaremos también una atención específica a las mujeres durante su embarazo y en el cuidado de sus hijos menores”.
            “Promoveremos un mayor reconocimiento de la aportación a la natalidad de las mujeres en el sistema de pensiones”.
 
            Comprendo que para muchos ambas propuestas pequen de inaceptables, insuficientes, o como Vds. quieran llamarlo. Pero no diga nadie que lo que proponen los unos es lo mismo que lo que proponen los otros, ni que avanza en la misma dirección, porque eso no es cierto.
 
            Reconozco que la propuesta del Partido Popular sobre prácticas abortivas es poco concreta y que, en cualquier caso, excluye la deslegalización total de las prácticas abortivas por las que muchos abogamos. Pero reconozcamos también que lo que el Partido Popular avance en la buena dirección dependerá, en buena parte, de lo bien que sepamos presionar a sus dirigentes en ese sentido, y que, en cualquier caso, reposa sobre la condición sine qua non de que obtiene en la cámara una mayoría suficiente para realizarla. Mayoría que, uno personalmente, no ve cómo articular sensatamente si no es sobre la base de una mayoría absoluta del Partido Popular. Sólo si se la damos, podremos reclamarle después responsabilidades o culpabilidades. No, desde luego, si no lo hacemos.
 
 
            ©L.A.
           
 
 
 
 
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