…un hombre que, como se ha dicho hasta la saciedad, y junto con otros, ha transformado definitivamente la vida cotidiana de una cantidad ingente de personas en un plazo de tiempo inusitadamente breve, en un fenómeno que la Historia del ser humano ha de registrar como absolutamente excepcional.
 
            Leyendo sobre su persona, caigo en un curioso e interesante artículo publicado por ABC titulado“¿Por qué Steve Jobs llamó Apple a su empresa?”, en el que esboza hasta cinco posibles teorías para explicar el porqué del nombre y del logo de la misma.
 
            La primera se basa en la afición del fundador de Apple por los Beatles, cuya casa discográfica ya se llamaba así, Apple. La segunda la relaciona con el descubrimiento de la teoría de la gravedad por Newton, precisamente al caerle una manzana sobre la cabeza. La tercera con el matemático Alan Turing, quien se quitó la vida tomando una manzana envenenada. La cuarta con una simple y llana afición de Steve Jobs a las manzanas, e incluso con el hecho de estar comiendo una manzana cuando fue a registrar la empresa (lo que querría decir que se fue a registrarla sin ni siquiera saber qué nombre le iba a dar). Y la quinta con un sencillo granjero de Oregón que es quien le habría sugerido el nombre (y que hoy día debe de estar tirándose de los pelos por no haberlo registrado antes él mismo).
 
            Lo que extraigo del artículo es que, efectivamente, no se sabe porqué Steve Jobs decidió llamar Apple a su empresa, con lo fácil que habría sido preguntárselo. Lo cierto es que el gran genio se ha llevado el secreto a la tumba, y hoy más que nunca, nos preguntamos todos por qué llamó así a su empresa.
 
            Como quiera que sea, y a partir de la incertidumbre existente al respecto, me parece que cualquiera de las teorías esbozadas es excesivamente complicada, porque lo que a cualquier ser humano “normal” le sugiere una manzana mordida como la que constituye el icono de Apple, no es otra cosa que la que mordió Eva condenado a la especie humana al dolor y a la fatiga. Un dolor y una fatiga que, a lo mejor, quien sabe, son las que contribuyen a mitigar, si quiera parcialmente, los numerosos inventos producidos por el genio de la empresa de la manzana. Como también pudo ser que cuando adoptó el símbolo de la manzana, el bueno de Steve estuviera pensando en aquellas palabras del Génesis que dicen:
 
            “Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr la sabiduría, tomó de su fruto y comió” (Gn. 3, 6).
 
            Ya que si bien es cierto que cuanto más grande es nuestra sabiduría más conscientes somos de nuestra ignorancia, lo cierto es que los inventos de Steve Jobs nos han puesto indiscutiblemente más fácil el ser “un poquito más sabios”, para que siéndolo, seamos más capaces de reconocer mejor nuestra ignorancia, y con ella, también nuestra pequeñez.
 
 
            ©L.A.
           
 
 
 
 
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