Otra vez. Toda la razón. Lo ha dicho Durán Lleida: “No tiene sentido que nuestros campesinos [“nuestros” son los catalanes, ¿acaso esperaba alguien que el Sr. Durán pudiera llamar “nuestros” a campesinos distintos de los catalanes?] no recojan la fruta porque el precio que se les paga no es justo, mientras que en otras partes de España [de agradecer, por cierto, que diga “otras partes de España”, reconocimiento tácito de que Cataluña es una de ellas] determinado tipo de campesino puede quedarse en el bar de la plaza y continúa cobrando. Esto no es justo”.
 
            En esta España superficial que se queda con las pequeñas cosas y es incapaz de mirar más allá de las narices, no son pocos los que se han rasgado las vestiduras y han añadido la declaración a la lista de agravios “inter-autonómicos” encabezada por las no menos acertadas declaraciones del Sr. Mas hace unos días, en el sentido de que son muchos los niños de toda España a los que no se les entiende cuando hablan el español (aunque callara que dicha lista, viene encabezada por los niños, y no tan niños, catalanes).
 
            Durán Lleida estaba hablando del Plan de Empleo Rural (PER) del que se benefician dos regiones españolas, uno de los grandes males que aqueja a este país, al que ya quiso poner remedio el Gobierno Aznar sin conseguirlo, y que a los perjuicios que para la depauperada economía española representa esta nueva manifestación de “subvencionismo”(1), se une la inmensa corrupción que ha generado mediante el fenómeno bien conocido de los alcaldes que firman peonadas nunca realizadas. Todo lo cual genera un círculo vicioso que ha servido para consagrar tres fenómenos igualmente deplorables: la total ineficiencia económica en las regiones “peristas”; la “compra” del voto (lo que se da en llamar "voto cautivo") por parte de las opciones políticas que se presentan como adalides del sistema(2); y la perpetuación de la corrupción en el poder.
 
            Lo ha dicho un catalán nacionalista. Lamentablemente, en este país infantil que es España en el que todo lo que atente contra el buen rollito es castigado al ostracismo y a la muerte civil, y en el que los votantes nos negamos a escuchar el nombre de la enfermedad que nos aqueja, como si por no saberla nos fuéramos a librar de la quimioterapia, no podía decirlo nadie más, pues declaraciones como éstas ninguno de sus votantes se las va a castigar al Sr. Durán Lleida, y antes al contrario, se las premiarán. Pero el solo hecho de que la verdad la ponga ante nuestros ojos un nacionalista catalán, y de que desde el nacionalismo catalán haya que pedir perdón, y sobre todo, enmendar el mucho daño realizado a la convivencia entre españoles por tantas otras cosas, no es óbice para que al Sr. Durán Lleida, en esta ocasión, no le falte un ápice de razón. Al pan, pan, y al vino, vino. Y las cosas como son.
 
 
            (1) Algunos datos del subsidio agrario del PER (hoy AEPSA Acuerdo para el empleo y la protección social agraria) extraídos del diario Expansión. Se aplica sólo en Andalucía y Extremadura. En 2010, Zapatero redujo las peonadas anuales a realizar desde 35 hasta 20, la realización de las cuales genera un subsidio de 420 euros al mes durante seis meses que, en muchas familias en las que hay varios de sus miembros apuntados, pueden representar 2000 euros al mes, y hasta más. Las personas adheridas al PER ascienden a unos 150.000. Los fondos destinados al PER ascienden a unos 750 millones de euros al año (125.000 millones de pesetas).
 
                (2) Para que se hagan Vds. una idea, un escaño andaluz cuesta una media de unos 38.000 votos. ¿A cuántos escaños equivalen 150.000 votos?
 
 
            ©L.A.
           
 
 
 
 
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