Si estamos con la Iglesia, estamos con el Papa; o lo que es lo mismo: si no estamos contra la Iglesia, no podemos estar contra el Papa, por mucho que se empeñen algunos, supuestamente reformistas, en decir estar en la Iglesia pero contra él.

“Wir sind Papst!” (“¡Somos el Papa!”) fue el titular que encabezó el 20 de abril de 2005 el periódico alemán Bild, un día después de la elección de Joseph Aloysius Ratzinger como Papa con el nombre de Benedicto XVI. Se ha convertido en una expresión familiar sobre la adhesión de la población alemana con “su” Papa Benedicto. En el edificio de Axel Springer se ha desplegado recientemente esa portada en tamaño gigante, de 2.880 metros cuadrados.

Pero lo más grande no es una pancarta sino que Dios es amor, es decir que donde hay amor ahí está Dios. Y que el lema de este viaje del Papa es precisamente “Donde está Dios, allí hay futuro”, por eso también no hay duda que hay futuro donde hay esperanza. El Papa es muy consciente de ello y sabe que sólo donde hay amor y esperanza, es decir donde hay verdadera fe puede haber auténtica libertad. Precisamente acerca de estos temas, de la racionalidad de la fe y la necesidad de volver a Dios, versó su reciente discurso televisado en el programa Wort zum Sonntag (Palabra dominical) de la televisión pública alemana ARD.

En vísperas del tercer viaje del Papa a su tierra, (a Berlín, Erfurt y Friburgo de Brisgovia esta vez) desde mañana hasta el próximo domingo 25,  tras el de Colonia en agosto de 2005 para la Jornada Mundial de la Juventud y el de Baviera en septiembre (del 9 al 14) de 2006, en la web de la Conferencia Episcopal Alemana –DBK- dice de forma muy clara: “La Iglesia católica en Alemania es parte de la Iglesia universal, la cual está encabezada por el Papa y el Colegio de los Obispos.
En la Constitución dogmática sobre la Iglesia "Lumen Gentium" (aprobada en el Concilio Vaticano II) se afirma: "El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particulares, formadas a imagen de la Iglesia universal, en las cuales y a base de las cuales se constituye la Iglesia católica, una y única. Por eso, cada Obispo representa a su Iglesia, y todos juntos con el Papa representan a toda la Iglesia en el vínculo de la paz, del amor y la unidad. (LG 23)”

Además, ha subrayado hoy Radio Vaticano que “los berlineses esperan con una cierta curiosidad y no sin una pizca de orgullo a este, su ilustre compatriota. “Wir sind Papst”: “Nosotros somos el Papa”, es la frase que acompaña desde el inicio de pontificado la visión y sintetiza la relación que los alemanes tienen con Joseph Ratzinger, y que aquí en estas horas se siente con creciente intensidad”.

Hoy hace 49 años y diez días que el beato Juan XXIII anunció al mundo entero la apertura del Concilio Vaticano II con un mes de antelación, en el cuarto año de su pontificado, a través de un radiomensaje conocido como “Ecclesia Christi lumen gentium”, el 11 de setiembre de 1962. En él, dijo entre otras cosas: «¿Qué otra cosa es, en efecto, un Concilio Ecuménico sino la renovación de este encuentro de la faz de Cristo resucitado, rey glorioso e inmortal, radiante sobre la Iglesia toda, para salud, para alegría y para resplandor de las humanas gentes?». Los parámetros que pone en esta ocasión son la búsqueda de la Iglesia, como ella es, «en su estructura interior --vitalidad ad intra--, cuando presenta ante todo a sus hijos los tesoros de la fe iluminante y de la gracia santificadora»; y de la Iglesia considerada «en las relaciones de su vitalidad ad extra» ante cuyas necesidades debe responder con su enseñanza. La palabra clave fue el «aggiornamiento».


Por último me cuestiono, ¿qué concepto tiene el Papa sobre lo que es la Iglesia? En su libro “Introducción al cristianismo” de Ediciones Sígueme, dice en su tercera parte dedicada a ‘El Espíritu y la Iglesia’: “La Iglesia, pues, no ha de definirse ni por sus oficios ni por su organización, sino por su culto litúrgico, es decir, como comunidad de mesa en torno al Resucitado que la congrega y une en todo lugar. Pronto se empezó a pensar en las personas unidas y santificadas por el don uno y santo de Dios. Pronto se entendió a la Iglesia no simplemente como unidad de mesa eucarística, sino como comunidad de los que son uno justamente por el banquete eucarístico. De ahí se pasó pronto a introducir en el concepto de Iglesia una dimensión cósmica: la comunidad de los santos de que aquí se habla supera los límites de la muerte; une a los que han recibido el Espíritu y su poder único y vivificante….Resumiendo, podemos decir que, en nuestra profesión de fe, la Iglesia se entiende a partir del Espíritu Santo, se comprende como su lugar de acción en el mundo. Este enfoque sacramental implica una comprensión teocéntrica de la Iglesia: lo importante no es la agrupación de hombres que constituye la Iglesia, sino el don de Dios que transforma al hombre en un nuevo ser que él no puede darse, en una nueva comunidad que sólo puede recibir como don. Sin embargo, esta imagen de la Iglesia es muy humana y real…