(Para N.G.)



Vivir la vida… ¿Es sólo cuestión de tiempo?
Una persona me ha dicho
que no tiene tiempo para vivir su vida.
Por eso me lo pregunto. ¿Es cuestión de tiempo?
¿Es sólo cuestión de tiempo?
Dejo mis brazos sobre la mesa. Agacho la cabeza.
¿A qué llamamos vivir la vida, qué significa?
¿Y qué ocurre con el tiempo que tanto escasea?
Escucho
el compás de femeninos tacones sobre la acera,
mientras se alejan. Y ya no están.
Otros se acercan… y también se van.
Con el acompañamiento de unas voces.
¿Es éste fluir el tiempo?
¿Y la percepción que yo tengo
de su sonido no es la vida?
Pero hay algo más. Porque imagino
esas piernas que caminan; esos cuerpos,
y sus pensamientos, preocupaciones y fantasías.
¿Estaré yo perdiendo el tiempo cavilando otras vidas?
¿Desvarío? Pudiera ser. Tal vez. Aunque no lo creo.
Vivir la vida no es sólo sentirse vivo,
encorsetado en una cronología
o en el desmedido afán de hacer cosas.
Como tampoco es desvivirnos
en una incesante búsqueda del placer más inaudito.
¡Qué obsesión con el tiempo y su monólogo egoísta!
¡Qué agonía correr hacia no se sabe dónde!
Con esa ufanía y su lenguaje basilisco.
Vivir la vida es… ir más allá de los días,
y trascender el dolor y la queja y el síncope,
y demorarse en el adagio donde está la alegría.
Sin ni siquiera esconderse
tras el camuflaje del trabajo o de los libros.
Vivir la vida es aprender a poner cada beso en su sitio.