Resulta hipnótico
el Cristo, contemplado
y vivo en la Hostia.
Divina esencia
resucitada en cada
hombre que le ama.
Y el alma mira,
y en el amor se abisma
y se confiesa.
Eucaristía
consagrada en la Cruz.
Dios se desangra.
¡Qué Hostia tan blanca!
¡Qué infinito misterio
el de mi fe!