Ayer en el programa Diálogos con la ciencia (todos los jueves en su primera hora, es decir a las 00:00 hs., en Radio María), en el que tengo el placer de colaborar desde hace más de un año, nos hicimos eco de esta curiosa noticia según la cual, después de ardua investigación, matemáticos rusos –la verdad es que si uno tiene que imaginar un matemático se lo imaginaría ruso- sostienen haber demostrado que el ángel de la guarda existe, y no sólo eso, sino que trabaja denodadamente.
 
            Lo hacen a partir de la evidencia obtenida a partir de un minucioso trabajo estadístico relativo a los últimos veinte años, de que en barcos, aviones y trenes siniestrados siempre hay menos pasajeros de lo habitual. En unos casos se trata de viajeros que los abandonan antes de tiempo, en otros de pasajeros que llegan tarde. Por lo que se refiere a la devolución de billetes, cuando se trata de vuelos que terminan sufriendo un accidente, su índice es hasta un 18% más alto que en vuelos en los que no se da la fatídica circunstancia. El director de la investigación, Valeri Isakov, cita en ella el trabajo realizado en 1958 por el norteamericano James Staunton, quien sacó la conclusión de que mientras la media normal de ocupación de los trenes ascendía a un 76%, en trenes que terminaban siniestrados esa media descendía hasta el 61%, quince puntos menos.
 
            Más allá de tanto trabajo estadístico y de lo que de pintoresco tiene la noticia, la misma viene que ni pintada para  conocer lo que sobre la existencia de los ángeles y particularmente del de la guarda sostienen el dogma cristiano y la Iglesia Católica en particular. Pues bien, en el Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva edición conforme al texto latino oficial de 1997, sobre la existencia de los ángeles se dice lo siguiente:
 
            “La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición” (Artículo 328).
 
            Y concretando en la del ángel de la guarda, el mismo documento afirma lo siguiente:
 
            “Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada por su custodia [la de los ángeles] y de su intercesión. “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida” [afirmación del Catecismo tomada de la obra Adversus Eunomium de San Basilio Magno]” (Artículo 336).
 
            Seguro que si lo piensan, también conocen Vds. a alguna persona cuyo ángel de la guardia trabaja horas extras, ¿o no?
 
 
 
 
 
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