Tal como se indica en news.va, esta nueva iniciativa comenzará a andar en la Cuaresma de 2012 y tomará como centro la Catedral de cada ciudad. Empezará en unas pocas ciudades europeas, pero se irá extendiendo lentamente a todo el continente.

 

Entre los eventos a realizar están la lectura continua del Evangelio, la catequesis del Obispo local con jóvenes, familias y conversos al catolicismo, la promoción del sacramento de la reconciliación, y alguna iniciativa de caridad. 

Mons. Fisichella indicó que "Estas iniciativas comenzarán en las catedrales por su importancia simbólica, pero la intención es extenderla a las parroquias de las diócesis para tener un mayor impacto en cada territorio". También se prevé la realización de eventos culturales y espirituales como la lectura de las Confesiones de San Agustín. 

Estas misiones metropolitanas apuntan a aquellos que viven la fe pero de modo tal que les "falta conciencia sobre cómo esto afecta su estilo de vida". Las misiones también buscan atraer a aquellos que están alejados de la fe, pero a quienes "les atrae la figura de Jesucristo", agregó Mons. Fisichella. 

Comentado la noticia, creo necesario decir que toda actividad evangelizadora es loable y merece nuestro apoyo sincero. Me llama la atención la implicación de los obispos, ya que esta iniciativa les acercará más a los fieles y les permitirá ser útiles en lo que es realmente importante. Me vienen a la memoria obispos como San Ambrosio de Milán, que con su predicación consiguió acercar a un díscolo que terminó siendo San Agustín. Pero en el caso de San Agustín hubo un ingrediente más que no debemos olvidar: la oración constante y esperanzada de su madre, Santa Mónica. 

Estas iniciativas necesitan de un sustrato de oración comunitaria y personal, ya que es la comunidad la que debe ser herramienta dócil a la voluntad de Dios. No he leído nada en torno a este aspecto en la noticia. Espero que sea algo tan evidente que no sea noticia por si mismo. Pero, si se hubiera olvidado, somos los fieles quienes debemos recordárselo a nuestros obispos y sacerdotes. 

Si, tal como indica en la noticia, esta iniciativa se irá extendiendo a las diferentes parroquias, es necesario una cierta organización par actuar en sintonía y coordinación. Esperemos que esta organización se realice con suficiente rigor y flexibilidad, ya que la ausencia de ambas da lugar a problemas añadidos. 

Existe otro problema que hay que cuidar: la inclusión de quienes se acerquen y se conviertan. Si una persona no encuentra una comunidad que le acoja y sentirse útil a los demás, todo este esfuerzo será inútil. Esto nos lleva a la necesidad revivificar las comunidades de acogida. La tarea de evangelizar no es fácil, pero la tarea de cambiar la frecuente estática parroquial en una dinámica comunitaria, tiene su trabajo. 

Dios nos ayude a ir andando el camino sin olvidarnos que sin El, no podemos nada.