Nuestro papa Benedicto XVI se encuentra desde ayer jueves por la tarde en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, a 33 kms. al sur de Roma, donde descansará hasta la audiencia general del próximo miércoles 3 de agosto, aunque presidirá la oración mariana del próximo domingo día 10.

Asimismo aprovechará, además, para escribir la tercera parte de su libro “Jesús de Nazaret”, dedicada a la infancia de Jesús y al comienzo de su predicación, y poder terminarlo para antes de la próxima Navidad o comienzos del próximo año.

Allí permanecerá hasta finales de septiembre, aunque del 18 al 21 de agosto viajará a Madrid para presidir en la capital española la Jornada Mundial de la Juventud.

Por ello, por su descanso y dicho trabajo, quiero invitar a todos a rezar por él, y por sus intenciones, y así he querido compartir con todos mis lectores el siguiente post.

 


En la homilía de su primera Misa como papa, Su Santidad Benedicto XVI, en la plaza de San Pedro, el domingo 24 de abril de 2005, dijo:

“Queridos amigos, en este momento sólo puedo decir: rogad por mí, para que aprenda a amar cada vez más al Señor. Rogad por mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia, a cada uno de vosotros, tanto personal como comunitariamente. Rogad por mí, para que, por miedo, no huya ante los lobos. Roguemos unos por otros para que sea el Señor quien nos lleve y nosotros aprendamos a llevarnos unos a otros.”

 


Es curioso que precisamente, cuando estamos en la celebración del 60º aniversario de la primera Misa del presbítero Joseph A. Ratzinger  (8 de julio de 1951), el Evangelio de hoy, 8 de julio de 2011, sea éste (Mt 10, 16-23):

“ Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas. Y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. EL hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.”