Quisiera escribir algo que fuera provechoso para la gente,
que acercara el alma a las estrellas, que brillara
en su mirada durante un trecho del resuello de la vida.
Quisiera regalar sueños, ir al corazón
de cada palabra, ir al significadoinfinito del horario, de lo más corriente.
Quisiera que fuera una revolución la poesía
(una revolución íntima),
que cada día fuera una batalla épica por la belleza.
Una revolución de paz, una armonía
de fuego que purificara al hombre y a sus hijos.
Dejémonos de mentiras, de máscaras y ruidos,
dejémonos de ridículos afanes, de falsos brillos,
dejémonos de vetustas ideologías, de sombrías amarguras.
¡Arriba ya! Levantemos en vilo las almas,
desnudemos de sombras los cuerpos y poemas.
Que las palabras vuelvan a decir la esperanza,
que canten su pureza original, su alegría, su gracia.
Quisiera que mis palabras fueran más íntimas: confidencia
de amigo que quisiera escribir en ellas su vida.
He aquí mi alma, lector, he aquí lo que anhelo y siento.
Es todo lo que tengo. Este amor con el que amo,
esta ternura, esta fe, este latido.
Yo no soy nada, sólo soy una medianía
que lucha por poner cada palabra en su sitio,
que lucha por ser digno de la música divina.
Vivo porque amo, y porque amo escribo.
Esta es mi poética y la última razón de mi vida.
Sólo es poesía la que resucita al alma.