Así lo afirma, al menos, la Dra. Boehmer. Pero vayamos por partes.
 
            El diario español La Razón, BBC News y otros muchos medios del mundo entero, se hacen eco de una curiosa noticia que procedo a trasladar a Vds.. Según el estudio realizado por la Dra. Ulrike Boehmer y publicado por la revista Cáncer de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, existe una relación entre la incidencia de cáncer y los hábitos sexuales de las personas.
 
            De la presentación que de ella hace la Escuela de salud pública de la Universidad de Boston, se extrae que la Dra. Boehmer es profesora asociada de ciencias sociales y conductuales en ella. Obtuvo su doctorado en sociología por el Boston College. Su investigación ha venido recayendo sobre los aspectos sociales y culturales de la salud y la enfermedad, incluyendo el análisis del contexto social y económico de los enfermos. En los últimos años, se ha dedicado al estudio de la calidad de vida y salud y su disparidad según sexo, raza, etnia, orientación sexual y status socioeconómico de los enfermos. Algunas de sus investigaciones han versado sobre la toma de decisiones en enfermos de cáncer de próstata y de sida, haciendo hincapié en la investigación de las disparidades existentes en esa fase del cáncer cada vez más frecuente, gracias a Dios, que es la supervivencia.
 
            En cuanto al estudio, fue realizado a partir de los datos obtenidos por la Encuesta de salud del estado de California correspondiente a los años 2001, 2003 y 2005, al parecer, la mayor recolección de datos de salud en un estado norteamericano, y en él participaron 7.252 mujeres y 3.690 hombres, todos ellos con cáncer diagnosticado de adultos.
 
            En cuanto a los resultados, de lo más curioso, pues mientras en el grupo de las mujeres no se halló ninguna diferencia en lo relativo a incidencia de cáncer entre homosexuales y heterosexuales, y sólo se halló en que aquéllas reportan peores condiciones de bienestar una vez curadas que éstas en una proporción superior al doble, entre los hombres, en cambio, los homosexuales resultaron 1,9 veces más propensos al cáncer que los heterosexuales.
 
            La conclusión que obtiene la Dra. Boehmer de todo lo dicho es que la atención a lesbianas supervivientes del cáncer necesita ser abordada desde programas y servicios que les ayuden a mejorar sus percepciones de salud; en tanto que en el caso de los varones, los servicios de salud han de tener en cuenta la mayor prevalencia de cáncer en homosexuales a través de una atención primaria y preventiva más intensa.
 
            Si curiosos son los resultados del estudio, no menos curiosas son las reacciones que el mismo ha suscitado en la red. Pero el tema en cuestión, si no les parece a Vds. mal, lo abordamos otro día, y así no les aburro a Vds. más por hoy.
 
 
 
 
 
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