Les presento la letra de la última canción de Lady Gaga, titulada “Judas”.


 
¡Ooohhhh! Estoy enamorada de Judas.
¡Ooohhhh! Estoy enamorada de Judas.
 
Judas, Juda-a-as
Judas, Juda-a-as
Judas, Juda-a-as
Judas, GaGa [bis]
 
Cuando viene a mí estoy lista.
Voy a lavarle los pies con mis cabellos si lo necesita.
Perdonadle cuando su lengua miente a través del cerebro.
Incluso después de tres veces, me traiciona(1).
 
¡Ah, ah, aahh, ah, ah, aahh!
Voy a derrotarlo, abatirlo.
¡Ah, ah, aahh, ah, ah, aah!
Un rey sin corona, rey sin corona.
 
(Coro)
Soy sólo una santa imbécil, oh baby, es tan cruel,
pero sigo enamorada de Judas, baby.
Soy sólo una santa imbécil, oh baby, es tan cruel,
pero sigo enamorada de Judas, baby.
 
¡Ooohhhh!
Estoy enamorada de Judas...
 
No podría amar a un hombre tan puramente.
Incluso la oscuridad perdona su tortuoso camino.
He aprendido que el amor es como un ladrillo:
se puede construir una casa o hundir un cadáver.
 
¡Ah, ah, aahh, ah, ah, aahh!
Voy a derrotarlo, abatirlo...
 
Soy sólo una santa imbécil, oh baby, es tan cruel...
 
En el sentido más bíblico,
estoy más allá del arrepentimiento.
Puta de la fama, zorra de mierda, vomita el espíritu de ella.
 
Pero en el sentido cultural
sólo hablo en tiempo futuro.
Judas me besa cuando está ofendido.
O lleva un condón de oreja la próxima vez
 
Quiero amarte
pero algo me arroja lejos de ti.
Jesús es mi virtud.
Judas es el demonio, me aferro a él,
me aferro a él.
 
¡Ooohhhh!
Estoy enamorada de Judas...
 
            Si ven el video, todo ello va perfectamente escenificado en una especie de rally de motos, donde la cantante va de paquete, como si fuera su novia, en la de un Jesús coronado de espinas, mientras declara su amor por el díscolo discípulo que lo traicionó, terminando todo en una bañera donde tienen lugar equívocas escenas “a troi” entre cantante, traidor y traicionado.
 
            Como ven, se trata de una letra y de una historia imaginativa hasta más allá de lo cerebral, llena de contrastes y matices, que contiene un mensaje trascendente a la vez que provocativo y sublime, generando un sentimiento que trasciende lo meramente estético para alcanzar el grado de lo religioso ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta...
 
            En fin, maravilla lo poco que se exige a quien quiere ofender a la Iglesia y a los cristianos. Me pregunto que habría pasado si Lady Gaga cantara una canción similar en la que se refiriera en la forma tan burda en que lo hace, a lesbianas, musulmanes, negros, comunistas, feministas, homosexuales, separatistas o cualquiera de los muchas tipologías sagradas paridas por la nueva sociedad del progreso de este desigual s. XXI.
 
            El lenguaje de lo políticamente correcto es lo que tiene: mide muy bien las consecuencias, como sabe bien si aquél al que se dirige es de los que pone la otra mejilla, o más bien, de los que prefiere romper la del “artista”.
 
            Es muy barato ofender a los cristianos, realmente barato. Y con todo ¿saben qué? Personalmente, me alegro. Me alegro profundamente de vivir en una sociedad donde una como Lady Gaga puede expresar las gracietas carentes de arte y del menor rigor o belleza que le han servido para hacerse millonaria sin que nadie le desgracie la existencia. De verdad. De verdad lo prefiero. Y es que la libertad de expresión y el respeto al que se expresa, aunque lo haga en la manera zafia y desagradable en que lo hace Lady Gaga, es, después de todo, y a pesar de inquisiciones y otros pasos atrás, una más de las grandes conquistas del cristianismo, inalcanzados todavía en ninguna sociedad que no sea cristiana.
 
 
                (1) Me pregunto si el autor de tan artística letra sabe que el que negó tres veces fue Pedro (Lc. 22, 34), o que la que usó sus cabellos para lavar los pies de alguien fue María para lavar los de Jesús (ver Jn. 11, 2). O, por el contrario, cree realmente que todas esas cosas le ocurrieron a Judas, como expresa la canción.
 
 
 
 
 
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