Es curioso como se ha ido forjando la terminología americana para acabar de dar nombre al continente y al subcontinente que conforma su parte meridional en una manera que, cuanto menos, hay que calificar de caprichosa. Es mi propósito, en las líneas que siguen, realizar un recordatorio del modo en el que nacieron y se desarrollaron tanto el término “América” para denominar el entero continente descubierto por los españoles en 1492, como el término “Latino América” para denominar a su parte meridional, tan entrañablemente vinculada a nuestra historia.
 
            Pues bien, por lo que se refiere al primero, que bien podría haberse llamado Nueva España (así se llamó de hecho uno de los virreinatos españoles), Isabela (como se llama la primera ciudad fundada por los españoles en América), o hasta Colombia (nombre que recibe como se sabe uno de los países que componen el continente), si América se llama de tal modo, no se debe sino al error de un ignorante cartógrafo lorenés llamado Martín Waldseemüller que al escribir su “Cosmographia introductio” en 1507, llamó al recién descubierto continente “América”, en la convicción de que era Américo Vespuccio quien había realizado su descubrimiento. A tan afortunado Sr. Vespuccio, sin embargo, no parece que le cupiera la gloria ni de haber acompañado a Colón en el viaje de descubrimiento, sino que es en 1499 cuando al parecer realiza su primer viaje a las primeras islas descubiertas por aquél. A D. Américo no cabe atribuir más gloria que la de haber escrito unos comentarios a cuantos viajes realizara él mismo, al parecer tan amenos y sugestivos que hicieron creer a Waldseemüller que quien los narraba había dirigido la expedición descubridora. Parece ser que el propio Waldseemüller, avergonzado quizá por su ignorancia, trató de corregir su yerro, pero el término había adquirido ya tan inusitado auge que fue imposible corregirlo.
 
            En cuanto al segundo de los términos, que aún se disputa la definitiva denominación frente a otros como Hispanoamérica o Iberoamérica, los cuales estimo representan mejor lo que es la historia y la esencia de la realidad a la que pretenden dar nombre, parece que, según extraigo del artículo “Decir Latinoamérica para eliminar a España y la hispanidad” de
la revista Hispanidad, “fue creada por un sociólogo francés en el siglo XIX: Michel Chevalier (18061879), profesor de economía en el Collège de France y promotor del imperialismo francés en América. Con la publicación de sus obras “La expedición de México” (1862) y “México antiguo y moderno” (1863), que tienen como antecedente su libro Lettres sur l´Amérique du Nord (1837), Chevalier da a Napoleón III el soporte para dirigir la implantación de un Segundo Imperio Mexicano. En 1861, L. M. Tisserand llamó “L´Amérique Latine” a lo que hasta entonces se conocía como Sudamérica o las Indias. El término América Latina creado por Chevalier y Tisserand encubría las pretensiones imperialistas francesas, y fue instrumentalizado para legitimar la intervención de Napoleón III en México (18611867)”.
 
            Teoría que es la que, siempre según el mismo artículo, es la que recoge “José Luis Comellas (en su historia de Isabel II de 1999, pg.276)”.
 
            Recoge el mismo artículo una segunda versión sobre el origen del término:
 
            “Otra versión es que fueron sudamericanos como Torres Caicedo y Francisco Bilbao los que usaron por primera vez la expresión “América latina”, si bien en ambos casos empleando esa expresión en París. En el caso del colombiano José María Torres Caicedo en su poema “Las dos Américas”, escrito en Paris, en 1856. El chileno Francisco Bilbao, en “La América en peligro” (1862), por su parte, urgía la necesidad de defender México contra Francia”.
 
 
            ©L.A.
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