Podría deciros que acabo de venir de una sesión de yoga.
Podría decir que vengo de pasar un buen rato de sol y lectura.
Podría deciros que vengo de visitar unos cuantos sueños que tenía pendientes.
Podría decir que acabo de regresar de una hora de "paint ball".
Podría deciros infinidad de cosas que no he hecho ni por asomo.

Pero también podría decir sencillamente la verdad.
Podría deciros que vengo ahora del Gólgota, de Misa, de contemplar a Cristo.
A estas horas de la vida no creo que nadie se escandalice de ello,
de mi absoluta libertad para rozar Su túnica con mi herida.
Podría decir y digo que he dedicado un poco de mi tiempo a la eternidad,
y que me he sentido redimido y liviano, emocionado y consciente
de mi propia identidad de hombre, descendiente de Dios, de Su linaje.

Podría deciros que he salido del templo preguntándome
por el amor que es necesario para corregir el rumbo del mundo,
mientras terminaba de pagar el pan y los periódicos del día.