¿La verdad? La verdad es que sigo vivo
e intento ser consciente de los días.
Y de las palabras de los poetas
(esa armonía que sueña conmigo),
y de la presencia de Dios
(dulce locura de amor que me resucita),
y de la alegría que vive en mis hijos
o en la mirada del cariño.
Así vivo. Porque admiro
en cada lance su maravilla.
¿La verdad? La verdad es darme cuenta
de que respiro por el alma,
de que cada día puede ser el mejor poema de mi vida.