El lobby internacional del aborto ha puesto sus ojos en uno de los países del mundo con una legislación más favorable a la vida, la Argentina, cuyo Código penal sólo despenaliza la eliminación de un feto en los siguientes casos (artículo 86):
 
            “1º. Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios.
            2º. Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto”.
 
            Pues bien, aun a pesar de que la actual Presidente, la Sra. Kirschner se había comprometido a no tocar el tema, la premura del lobby internacional del aborto es tan grande que se procede estos días a estudiar una ley de aborto en Argentina, una ley que, por cierto, prevé ahorrarse el paso intermedio por el que pasó en España, la despenalización de supuestos, para pasar directamente al segundo paso, la legalización y creación de un nuevo derecho, el de la mujer a eliminar a su hijo en el vientre según el modelo Aído.
 
            Algo para lo que el lobby internacional del aborto se ha apresurado a poner en práctica todas las tácticas que conoce y que tan buen resultado le han dado siempre que se ha propuesto dar un paso adelante en lo que a implementar la cultura de la muerte y del polvo de usar y tirar se refiere. Y entre ellas, la más exitosa de todas, la consistente en exagerar hasta la exorbitancia la cifra de abortos clandestinos que se realizan en el país, por no haber adoptado las leyes “progresistas” que ellos proponen “para reducirlas”.
 
            A estos efectos, lean Vds. las declaraciones de la diputada Juliana di Tullio, una de las grandes activistas argentinas de la muerte:
 
            “En nuestro país la principal causa de mortalidad materna es el aborto, dado que son más de 500 mil al año.”
 
            ¡¡¡Medio millón de abortos al año!!! ¡¡¡Un aborto cada minuto en algún lugar de la Argentina!!! La diputada ha debido de decirse: ¿para qué nos vamos a andar con chiquitas y con cifras extrañas difíciles de recordar? Medio millón y a casita a dormir la mona.
 
            La táctica de la cifra exorbitante de abortos clandestinos la conozco bien. Cuando en España el lobby internacional del aborto puso en práctica el mismo recurso, ya lo denuncié en un artículo que publiqué entonces –corría el año 85- en un periódico llamado El Imparcial que algunos de Vds. recordarán.
 
            El hecho es que cuando ya no fue necesario abortar clandestinamente sino que pasó a hacerse a la luz pública y financiado encima por la seguridad social, resultó que los trescientos mil abortos se habían quedado reducidos a... ¡411! Cuatrocientos once abortos que son los que se practicaron en 1986.

            Bien, aceptemos un cierto recelo de la sociedad a acogerse a una ley reciente, muy contestada y muy ajena a nuestro acervo cultural (entonces). Pero es que en el año 88, con la ley en vigor desde tres años antes y la laxísima aplicación de la misma que todos conocemos, esa cifra no llegaba ni 10% de los que se nos había anunciado, alcanzando las eliminaciones fetales la cifra de 26.069. Para llegar veinticinco años después, una vez que se hubo superado el aborto-remedio in extremis para pasar al aborto-método anticonceptivo, a los cien mil, esto es... ¡¡¡la tercera parte de los que nos anunciaban cuando era clandestino, arriesgado y vergonzante!!!
 
            En resumidas cuentas, ni los abortos eran los que nos habían dicho que eran, ni, lo que es peor, sirvió la ley para reducir tan indeseable cifra, sino más bien para lo contrario, a saber, para crear una cultura de la muerte y del polvo de usar y tirar –una vez más la ley como generadora de costumbres- que ha producido que desde que la ley entró en vigor, la cifra de fetos eliminados no haya hecho sino crecer, crecer y crecer: 36.000 en 1990, 64.000 en 2000, 115.000 en 2008... duplicándose, según se ve, cada diez años, algo que sí constituye un verdadero drama.
 
            En Argentina, el lobby internacional del aborto ha debido considerar que los argentinos o son más tontos y se creen más aún que los españoles cualquier idiotez que se les cuente, o son más recalcitrantes, y es necesario nublarles la visión con cifras aún más exorbitantes: el caso es que en la república hermana de ultramar, con una población muy similar a la nuestra y hasta algo inferior, han decidido amarrar el resultado y duplicar la cifra: ¿por qué no medio millón? Medio millón es una cifra redondita, sonora, muy mona, fácil de registrar y de recordar. Teniendo en cuenta que en Argentina se produce algo más de setecientos mil nacimientos al año... ¡un embarazo con resultado final de muerte por cada embarazo con resultado final de vida! No está mal ¿verdad?
 
            La cuestión es ¿tragarán los argentinos como tragamos en España?
 
 
 
 
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