La última película del conocido cineasta Alex de la Iglesia, de sobra conocido por su adscripción izquierdista, me ha decepcionado, pese a la auto promoción que en la Cope hizo de la misma su autor en “Las mañanas de Buruaga”.

Al comienzo, se presenta una larga lista de las diversas y múltiples ayudas recibidas de organismos estatales, autonómicos e instituciones, que han hecho posible su realización. El tema recrea en tono alegórico-mezcla de amor, humor, violencia y sexo en un grupo de payasos –la realidad española de la guerra civil del 36 hasta la muerte de Franco.

En propia confesión de Alex, él se siente un payaso y afirma que “en España no hay nadie sensato”. Pese a los visos de falsa imparcialidad, resalta en su desarrollo la tendenciosidad dejando malparada, no sólo la figura de Franco, sino del ejército, de la iglesia y de la religión. No creo que esta película - sin entrar a juzgar sus valores cinematográficos-aporte nada positivo para aclarar la Memoria histórica de esa etapa. Toca muchos temas sin calar en ninguno. Es un esperpento grotesco. Protesto y responsabilizo a su director de una blasfemia sonora y explícita que vomita uno de sus personajes caricaturescos.

Mi inconformidad también para las escenas porno, empleo ridículo de símbolos religiosos, y mofarse de la figura del Jefe del Estado, del Valle de los Caídos, del atentado de Carrero Blanco y de otras figuras relevantes. No pierden gran cosa si deciden no verla.