¿Lo sabemos? ¿Sabemos de qué va esto de la Navidad? Aparte del jolgorio y la extraordinaria y las vacaciones y las luces que cuelgan como ángeles heridos. ¿Lo sabemos de verdad? ¿Sabemos algo más aparte de la lotería y de la congestión gastronómica de rigor? ¡Feliz Navidad, Zutana! Feliz, feliz. Oye, que abrigo tan ideal, y ese collar de Swarovski te queda estupendo. Feliz Navidad, padre, ya te iremos a ver un rato a la residencia. ¡Qué derroche de “felicidad” por los escaparates, junto con el espumillón y las campanitas de pega! Todo el mundo feliz. ¿Se sabe el motivo y si es cierto? Los pobres siguen pidiendo por las aceras y durmiendo a la intemperie. Y la Navidad tiene una entraña de ruido que me escama. Habrá que hacer averiguaciones. ¿Qué diantres será eso de la Navidad que tanto se publicita? ¿Será una excusa para el negocio? ¿Será sólo el aguinaldo y unas risas? No lo sé muy bien. No me fío de todo este resplandor que ciega. Demasiadas menudencias. Después de todo igual hemos dejado entre todos a Dios en el paro. Porque me suena que la cosa va con Él. ¿Dios? Dios. Ah, el de los villancicos. Menudo guateque hay por la calle. ¡Cuántos renos y estrellitas y fantasías de Walt Disney! Todo está a rebosar. Menos las iglesias y la sección de religión de las librerías. Parece que es poca la demanda de Dios. Que, creo, es lo que se celebra, en lo que estamos. El cumpleaños de Dios Hijo. Navidad. El niño Jesús, que vino para llevarse todos los palos. Navidad. ¿Quién invita a Dios a su casa? No ocupa mucho sitio. Un poco de amor y se conforma. Un detalle y lo hace infinito. Pero hay demasiado ruido en el mundo, aquí dentro. No se oye bien la Navidad, la buena nueva, que es cuando la alegría va más en serio. Si los ángeles bajaran hoy del cielo a cantar la gloria de Dios y la paz entre los hombres, pasarían desapercibidos tal y como está el patio. Puede que esté ocurriendo. ¿Sigue siendo cristiana la Navidad, o es el epicentro del viento? ¿Dónde va toda la gente, tan corriendo? Yo me hago todas estas preguntas porque no soy necio y porque me cuesta encontrar crismas donde esté ese crío. Me refiero al Mesías, al Emmanuel, al Cristo recién nacido, con su mamá la Virgen y con José (escogido por Dios para que cuidara del mismo Dios y fuera el más santo). Santo, menuda palabra, menudo concepto de intimidad divina. Navidad. Hay que investigar la sustancia de toda esta movida. ¿Qué es la Navidad hermanos, qué significa? Debemos averiguarlo. Hay quien no se lo cree, pero nos va en ello la vida. La VIDA.