El día 22, tras llegar a casa de viaje hice dos cosas:

Ver los informativos de la tele.

Noticia común de todas las cadenas era  el 35 aniversario de la re/instauración de los Borbones en el trono de España, tras su expulsión por la II República en el año 31.

También aproveche para repasar algunas lecturas, es este caso los

Entre ellos , de , de tratan sobre la tiranía y las diferentes salidas que puede haber para ella, incluidas algunas, de legítima defensa social, como la eliminación del tirano

Buscando información sobre los autores se ve como a Mariana se le acusa de ser el inspirador intelectual de la eliminación de Enrique IV, hijo de Antonio de Borbón, Duque de Vendôme y Borbón, que fué el primer rey de la dinastía,  

El origen de la nariz

A pesar de que Enrique IV fue ejecutado por François Ravaillac, un individuo que no tenía que ver con Mariana (ni siquiera conocía la obra), parece que los Borbones se dan por aludidos en los escritos sobre el tiranicidio y por ello la obra y la imagen del Jesuita (no pudieron ejecutarle por estar fuera de Francia) fueron solemnemente quemados en 1610 como subversivo por el, siempre servil al Poder, Parlamento de París.

Este tratado, escrito con el fin de contravenir el naturalismo político de Maquiavelo,  expone en primer lugar cómo ha de ser una monarquía y los deberes del rey, que ha de subordinarse como cualquier vasallo a la ley moral y al estado, y después expone la educación del príncipe cristiano. E, inspirándose en Santo Tomás de Aquino justifica, como éste, la revolución y la ejecución de un rey por el pueblo si es un tirano. (Curiosidad: la obra es escrita a petición del preceptor de Felipe III de España. Diferencias entre los Austrias y los Borbones)

el 27 de noviembre se cumplen 35 años de la Coronación de Juan Carlos I, con una ceremonia de unción llamada: «Misa de Espíritu Santo» (el equivalente a una coronación) celebrada en la histórica Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid y tras recordar diversas firmas del coronado,  he rememorado que Enrique IV subío al trono tras plantearse un dilema moral cuya resolución sintetizó en una famosa frase: «París bien vale una misa» (Paris vaut bien une messe).