Ya sé que este blog va de deporte, pero también es el espejo de mis vivencias. Para mí, la visita de Benedicto XVI a España ha sido el hecho más importante de este año lleno de alegrías que ya toca a su fin. Por ello, me he permitido redactar esta serie de ejemplos de personas a quienes un Papa ha marcado claramente en su existencia.

El segundo (de tres) es el testimonio de mi esposa, Loles, en quien, como leeréis, Juan Pablo II dejó una huella imborrable. Cuando el Papa polaco murió, Loles le escribió una carta que no necesita explicación alguna por mi parte.

Querido Papa Juan Pablo II, nuestro Papa, el Papa que nos ha acompañado durante nuestra niñez y juventud y que ahora, que ya nos hemos adentrado en la edad adulta, nos deja para reunirse por fin con el Padre Dios y con su estimada Virgen María:

¡Cuántas cosas podría decir de ti, cuántos recuerdos de tus innumerables viajes a España! ¡Qué líder espiritual y humano has sido para esta Iglesia! Son tantas cosas…
 
Lo primero, agradecer a Dios el regalo que nos hizo al designarte como cabeza de su Iglesia católica. Lo segundo, agradecértelo a ti, ya que con tu inconmensurable esfuerzo has perseverado en la misión que te había sido encomendada, mostrando en tu carne el rostro de Cristo, especialmente en los últimos años de tu vida cuando la enfermedad te azotaba con dureza. ¡Qué lecciones hemos aprendido de ti!

Creo que los católicos nos hemos sentido especialmente ORGULLOSOS de nuestro Papa Juan Pablo II, y eso es especialmente importante para los creyentes europeos que normalmente nos sentimos acomplejados frente a las corrientes de pensamiento generalizadas que nos ridiculizan y atacan. ¡Nos hemos sentido reforzados, estimulados, lanzados hacia la nueva evangelización gracias a tu ejemplo!

Como te han definido últimamente has sido un GIGANTE en la FE, en la ESPERANZA y en la CARIDAD. Has demostrado al mundo que se puede ser moderno y católico, ¿Por qué no aprovechar los medios de comunicación para difundir tu mensaje? ¿Por qué no realizar viajes hasta el último confín de la Tierra con los que acercarte a todos los fieles y darles fuerza para seguir su camino de santidad? Tenemos que ser astutos como serpientes para difundir la verdad… y Tú fuiste lo suficientemente inteligente para utilizar las nuevas tecnologías como medio de difusión de la Fe.

Repasando mis recuerdos, me veo en el Camp Nou en tu primera visita a España, en 1982 (todavía una niña), en Santiago de Compostela en la Jornada Mundial de la Juventud del año 1990 (en plena juventud), en Roma durante la Semana Santa de 1994 (a punto de casarme), en Cuatro Vientos, Madrid, (con mis tres hijos y otra, Blanca, en camino)… Saboreo ahora todos esos momentos de gracias abundantes y compruebo cómo mi camino de maduración católica se ha podido trazar, entre otras cosas, como fruto de esos momentos fuertes de experiencia de Iglesia.

Así, para un católico no hay mejor lección de liderazgo espiritual y personal como la persona de Juan Pablo II. Con hombres y mujeres como Tú, qué poco nos costaría convertir al mundo entero.

Ayúdanos por tanto desde el cielo a incrementar y cuidar nuestra vida de oración como Tú lo hiciste, a ser firmes en nuestras creencias y coherentes en nuestra vida, y a ser valientes para predicar en el mundo entero la Buena Nueva.

Estamos seguros que estás ya en el Cielo y que pronto serás elevado a los altares. De hecho, no sé si hace falta más milagro demostrable que las reacciones que ha habido desde todos los rincones de la Tierra ante tu muerte. Es ya un milagro que Fidel Castro asista a una misa en tu memoria o que acudan a Roma a darte su adiós más de cuatro millones de fieles. Ojalá desde ahí arriba sigas intercediendo por estos tus hijos y nos empujes a ser mejores testigos de la verdad. “No tengáis miedo, abrir de par en par las puertas a Cristo”.
 
Descansa en paz querido Juan Pablo II.

Loles Barrado.