Todo comenzó en 2004, en el Estado de Texas. Un grupo pro vida se recogió en oración para pedir luz a Dios y saber qué más podían hacer para disminuir el número de abortos. La respuesta fue clara: «más oración».
 
Aquello se tradujo muy pronto en una de las iniciativas pro vida más globales «40 días por la vida». El resultado inmediato no dejó de ser una muestra de que Dios comenzaba a bendecir la docilidad a la inspiración: una reducción del 28% en la tasa de abortos en Texas.
 
No tardaron en aprovechar internet para impulsar un proyecto con vocación universal y así nació .
 
En Colombia también lo replicaron () y en Perú lanzaron un blog (). Más recientemente, en España, se está impulsando desde .
 
Formado por una gran diversidad de voluntarios y sin fines de lucro, «40 Días por la Vida» trata de secundar aquella fructífera moción que pusieran en marcha un grupo de texanos hace 6 años.
 
En el  se puede encontrar material suficiente para conocer, apoyar e impulsar esta campaña de oración por la vida que comenzará el 14 de febrero de 2011 y finalizará el 25 de marzo del mismo año.
 
Al visitar el  se podrán encontrar fácilmente disponibles recursos como folletos, oraciones, cómo organizar un grupo de oración, qué oraciones rezar, etc. Y quizá el hogar sea el primer lugar donde la campaña puede comenzar (y si además se invita a más familias o se propone al propio párroco, mejor). Tal vez éste sea su punto fuerte: la facilidad para replicar la campaña en tantos otros lugares del mundo.

Oración por la vida

de Juan Pablo II

OH María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de todos los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o
de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida. Amén