Los tiempos de las curias

Habiendo formulado recientemente una denuncia grave ante la Curia Romana, me dicen que los tiempos de la administración eclesiástica son lentos. Varios meses para responder un acuse de recibo...

Bueno, será así. Y algo de eso debe haber poreque me ha escrito un amigo de una diócesis del sur de Córdoba, Argentina y me me cuenta esta historia:

Cuando vine a xxx no iba a misa a ningún lado porque es la sede de nuestra diosesis, absolutamente modernista y deplorable. Solo asistía en el pueblo mientras hubo un cura moderadamente honesto digamos, y yo era el organista. Haciendo amistad con algunas personas conozco a la fraternidad, me invitan a Misa... y bueno desde ese momento Sí, comprendí que quería ser Católico y que el rechazo natural que tuve siempre desde niño, aunque no me quedaba otra, hacia la misa nueva era lógico y justo. Por ello empiezo a investigar sobre el Rito San Pio V y  decido, después de anoticiarme del Motu Proprio, a luchar porque se celebre de una vez la Santa Misa Tradicional.

Escribo entonces una carta, despues de haberme informado y estudiado cautelosamente las disposiciones de Roma, el Motu Proprio, etc, acerca de la Misa Tridentina, y la elevo al obispado de la Diocesis de xxxx, allá por principios de diciembre de 2009, pidiendo de manera muy cordial, amistosa pero a su vez muy firme y clara, que se designe un sacerdote idoneo y un templo para celebrar la Misa según lo estipulado por el Papa.

No obtuve respuesta en cinco/seis meses hasta que con unos amigos lo interceptamos al obispo, a la salida de una conferencia en la Municipalidad, y le llevamos la carta nuevamente firmada por varias personas, (anteriormente 40 personas habían firmado, esta segunda vez dada la brevedad del caso de encontrarlo al obispo fuera de sus actividades, varias menos).

Allí nos dijo que la había perdido [la carta primera] y que se disculpaba; pero nosotros, se la entregamos nuevamente y adjuntabamos el Motu Proprio, la bula de San Pio V "Quo Primum Tempore", en la que se declaraba la perpetuidad y el permiso otorgado por la sede apostólica para celebrarla para siempre y sin restricciones. Quedamos en recibir una respuesta. Paso un tiempo más que prudencial, como dos meses más sin respuesta alguna; pido audiencia, la otorgan, y pido nuevamente la esperada respuesta sin ninguna novedad de parte del obispo.

Es un hombre muy cordial, pero no hay vueltas que darle... son todos charlatanes... ellos nunca saben y se enteran de nada. Pasa más tiempo, nuevamente audiencia, sin respuesta, sólo que monseñor me advierte que mandó cartas pidiendo como seguir el caso, a [Mons. Jorge] Bergoglio y si no me equivoco a instancias superiores...(que lo estoy dudando ya) pero nunca le contestan nada.

Según el obispo en la última reunión del miercoles ... [fecha muy reciente] es porque en Roma estaban de vacaciones por eso no hay respuesta.

Bueno, hasta aquí mi amigo, que no es un liturgista, sino un fiel que ha redescubierto la riqueza de la liturgia tradicional, casi por milagro, en medio del desierto de su diócesis.
 


Certificado de apostasía tramitado en menos de un mes en la cuyana arquidiócesis de Mendoza, Argentina

Tiempos muy dilatados, a veces

No quiero decepcionar a mi amigo, pero es evidente que tanto el extravío de tan importante documento como un pedido con 40 firmas en una ciudad relativamente pequeña más las incomprensibles dilaciones posteriores deberían haber colmado toda las paciencias, aún las más santas.

Más aun si vemos como se acelera la burocracia curial cuando el tema les interesa o les “pica”....

Veamos algunos ejemplos: en la Arquidiócesis de Buenos Aires, un pedido de anulación de padrinazgo de bautismo ocurrido 25 años antes, fue procesado y concedido ¡el mismo día de la presentación! (28 de septiembre de 2010).

El solicitante, Gastón Castillo es hijo de un desaparecido durante el gobierno militar del General Jorge Rafael Videla, al que considera “el asesino de su padre”. Claro que el cargo no está probado, no se corrió copia al imputado para su defensa ni se tomaron más recaudos que dar por válidos los dichos del peticionante y sus peticiones.

Resultado, no solo la ilegal destitución de un padrino (aplicando retroactivamente una norma canónico inexistente al momento del bautismo) sino que además, la prensa ha tomado el hecho como  una “anulación bautismal”, sin que funcionario alguno de la arquidiócesis haya hecho la pertinente aclaración sobre tal imposibilidad.

Podríamos hablar también de la celeridad con que la Arquidiócesis de Mendoza concede certificados de “apostasía” a los solicitantes, sin más trámite, como si se emitieran certificados de confirmación.

Lo que me lleva a la siguiente conclusión: para lo que es políticamente correcto, la burocrácia eclesíastica no solo corre, sino que vuela. Para los molestos pedidos de los fieles devotos... es una tortuga reumática.